LEAP OF FAITH: EL EXORCISTA según William Friedkin

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

El legado de El exorcista (The Exorcist, 1973), dirigida por William Friedkin, es verdaderamente inmenso. Por ejemplo, la saga de terror más popular de nuestros días, iniciada por El conjuro (The Conjuring, 2013), le debe todo. Sin embargo, el impacto de la película va más allá de la pantalla. 

Cuando entrevisté al escritor ocultista Mitch Horowitz, con motivo del estreno en Blu-ray de la serie documental Cursed Films (2019), comentó que “la mayor parte de la gente en Estados Unidos y en Latinoamérica perciben un exorcismo o una posesión demoníaca con base en lo que experimentaron gracias a esa película. Aún si no la han visto, las ideas de la película han sido tan influyentes que quienes hablan de exorcismos probablemente están formando su punto de vista a partir del filme. Si El exorcista nunca se hubiera hecho, es probable que el término sólo sería conocido y usado por unos cuantos. Si viajas en el tiempo a los años sesenta y buscas el término exorcista, la mayoría de la gente no sabría de qué estás hablando. Y, sin embargo, hoy todos lo saben y la gente siente una necesidad por los exorcismos, a tal grado que la Iglesia católica está dando licencias para ejecutarlos correctamente, en cantidades sin precedentes”.

A estas alturas, 47 años después de su estreno en cines y a 20 del lanzamiento del corte extendido, no hay mucho más que decir de El exorcista. Así que Alexandre O. Philippe, director del documental Leap of Faith: William Friedkin on The Exorcist (2019), decidió enfocarse en filmar una serie de entrevistas uno a uno con el también responsable de Contacto en Francia (The French Connection, 1971) y El salario del miedo (Sorcerer, 1977). 

Philippe, en entrevista para Cinema Inferno, contó que comenzó a interesarse mucho “en el proceso de Friedkin como cineasta” y que “quería hacer un filme sobre El exorcista por medio de la música, el arte y las influencias de Friedkin. También de su aproximación a la vida, de su filosofía como hombre y cineasta. Para mí el documental es esencialmente El exorcista según William Friedkin. De hecho, él me ofreció hablar con Linda Blair, Max von Sydow, Ellen Burstyn, etc. Le dije que sería un honor pero que no era ese tipo de documental, que se trataba de él. Me da gusto que resistí la tentación. Quería usar el modelo de Hitchcock/Truffaut, pero en lugar de explorar su filmografía cronológicamente, decidí enfocar las entrevistas específicamente en El exorcista para diseccionarla secuencia por secuencia, escena por escena, toma por toma, técnica por técnica. Un clavado profundo a su proceso como cineasta”. 

Escuchar a Friedkin por 100 minutos es una experiencia enriquecedora. Estamos ante un autor que, como varios de sus contemporáneos durante la era del Nuevo Hollywood, construyó sus producciones minuciosamente, capa por capa. Su visión nunca estuvo comprometida a pesar de que El exorcista emergió del sistema de estudios. No sólo desafió a los ejecutivos de Warner Bros. (insistió en castear al desconocido Jason Miller en el vital rol del padre Carras, por ejemplo), también al propio guionista y escritor del libro original, su buen amigo William Peter Blatty. Friedkin fue quien insistió, entre otras cosas, en añadir al guión el prólogo del libro que se desarrolla en Iraq, estableciendo así el tono del filme. Buscando el score adecuado, que no opacara el detallado y experimental diseño sonoro, Friedkin rechazó las propuestas de grandes como Bernard Herrmann y su amigo Lalo Schifrin (con quien nunca volvió a hablar). 

Está claro que Friedkin es un cineasta visionario y atrevido, que toma referencias precisas: Orson Welles, Carl Theodor Dreyer, Alain Resnais, Alfred Hitchcock, técnicas del cine documental, pintores como René Magritte, Rembrandt y Caravaggio, la fotografía de Henri Cartier-Bresson y todos los compositores de la música, están presentes de alguna manera en El exorcista. Friedkin, asimismo, se refiere a muchas de sus decisiones como la “seguridad del sonámbulo” (término usado por Fritz Lang, a quien Friedkin entrevistó notoriamente en 1975): cuando crees firmemente que cada decisión que tomas es correcta y no cuestionas tu instinto. Friedkin tiene fascinación por los “misterios de la fe y del destino”, cree que muchos de los elementos hoy venerados de El exorcista fueron “regalos de Dios”. 

Friedkin es, para Philippe, “un erudito, puedes hablar con él sobre arte, literatura, historia, música. Sabe mucho de una gran variedad de temas, es impresionante. Pero también reconoce que el conocimiento que llevas a la creación de tu propio arte, no es necesariamente algo en lo que debas pensar conscientemente. Tienes que confiar que lo que ingieres, cualquier influencia, idea o imagen, tendrá efecto en lo que le das al mundo, si simplemente lo dejas fluir. Ese es su proceso. Cuando menciona que no piensa mucho, que confía en su instinto o que no piensa en el significado de ciertas imágenes, está diciendo la verdad. Tampoco quiere decir que sólo tira cosas a la pantalla deseando que tengan cohesión. Funciona porque tiene resonancia con él, y tiene esa resonancia por el conocimiento que tiene. Friedkin no emerge del vacío, es un estudiante del oficio, del arte, de la música. Cuando todas esas influencias llegan a su arte, no lo cuestiona. Es una manera de trabajar notable”.

Basta mirar la entrevista con Friedkin conducida por Nicolas Winding Refn, difundida profusamente en redes sociales, para notar su brutal honestidad y fuerte carácter. Al indagar en las legendarias historias del making-of de El exorcista, siempre llama la atención los métodos singulares que usó (disparar un arma de fuego o golpear a un actor para capturar reacciones genuinas) y que actualmente serían condenados. 

Al cuestionar a Philippe si tuvo algún problema con Friedkin, el documentalista reveló: “fue un proceso muy orgánico, no pudo ser más fácil. Surgió de un encuentro con Friedkin en el Festival de Sitges, me invitó a su mesa, luego a almorzar en Los Ángeles. Sé que es raro, he escuchado las historias, he visto las entrevistas. Mucha gente me ha preguntado si fue difícil o aterrador trabajar con él, pero es el tipo más dulce, ha sido amable, abierto y divertido”.

Además de considerar la experiencia de filmar Leap of Faith: William Friedkin on The Exorcist como una “clase magistral privada, mejor que la escuela de cine”, Philippe destacó la calidad humana de Friedkin:

“Básicamente se ha convertido en un mentor. Obviamente lo admiro como cineasta, desde siempre ha sido uno de mis héroes, pero lo mejor son las lecciones de vida que me ha dado como resultado de las conversaciones. Cuando habla de la fe y el destino, de las notas de gracia, son ideas que son parte tanto de su proceso como de su personalidad, de cómo ve la vida. Las notas de gracia, es la idea de poner atención a las cosas pequeñas que nos rodean. Los momentos más inesperados y hermosos pueden surgir de ahí. Siempre le había prestado atención a los detalles, cuando Friedkin lo dijo me hizo sentido inmediatamente. Desde las entrevistas le he puesto aún más atención a las notas de gracia, que están en todos lados, cualquier día. Friedkin dice que la vida es un regalo y si no te tomas un momento para apreciar esto, entonces ¿qué estás haciendo?”

Leap of Faith: William Friedkin on The Exorcist está disponible en Shudder.

78/52: Alexandre O. Philippe y su exploración del legado de PSICOSIS

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

Alfred Hitchcock es uno de los cineastas más influyentes de todos los tiempos y, ciertamente, Psicosis (Psycho, 1960) es uno de sus filmes esenciales, el cual cambió la historia del cine, esto en gran medida gracias a la icónica secuencia que ocurre en la regadera, donde la “mamá” de Norman Bates (Anthony Perkins) apuñala sin piedad y en repetidas ocasiones a la bella Marion Crane (Janet Leigh). 

78/52 (2017), de Alexandre O. Philippe, es un documental dedicado a esta escena del asesinato. Varias personalidades –desde directores famosos como Guillermo del Toro, Peter Bogdanovich y Eli Roth, actores como Elijah Wood y Jamie Lee Curtis, cineastas emergentes como Justin Benson/Aaron Moorhead y Karyn Kusama, editores y sonidistas, hasta la doble de Leigh en Psicosis–, ofrecen un profundo análisis del significado de la secuencia, su contexto, realización (del score de Bernard Hermann, el inusual ritmo de edición, a los efectos de sonido), su relación con la obra de Hitchcock y su gran influencia en la cultura popular: Mario Bava, Dario Argento y todo el subgénero del slasher le deben mucho al también director de Vertigo (1958) y Los pájaros (The Birds, 1963).

Para celebrar los 60 años de Psicosis (cuya premiere se llevó a cabo el 16 de junio de 1960 en Nueva York), rescato la que entrevista que le hice a Philippe sobre 78/52 durante el festival Mórbido de 2017.

Cinema Inferno: Tomando en cuenta uno de tus documentales previos, The People vs. George Lucas (2010), ¿por qué te atrae explorar lo que hay alrededor de un fenómeno tan influyente como La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977) o en este caso Psicosis

Alexandre O. Philippe: Bueno, alguien lo tiene que hacer [risas]. En verdad estoy interesado en esos momentos del cine que nos cambiaron, porque creo que realmente dicen algo sobre nosotros, sobre quienes somos. No creo que le pongamos la suficiente atención a estas cosas. Continúo haciendo filmes sobre esto, así que claramente es mi pasión y no la cuestiono.

78/52 es una gran lección de cine, que incluso se debería mostrar en las escuelas, pero al mismo tiempo es para cualquier persona que simplemente gusta de las películas. ¿Cuál fue el reto para balancear ambos aspectos?

Regresando a The People vs. George Lucas, siempre hago mis filmes con los dos tipos de público en mente, tanto los fans hardcore como las personas que no saben nada, pero que sienten curiosidad. 

El primer corte de mis películas siempre es muy largo, con mucho material geek, porque yo soy un fan; pero después, al hablar con mi editor, nos enfocamos en lo que funcionará con una audiencia normal y en lo que sería demasiado nerd. Ahí tenemos que trabajar y cortar cosas que realmente nos gustan pero que simplemente no funcionarán en el contexto del filme.

Es increíble atestiguar las diversas impresiones de los entrevistados. Al escuchar todas las interpretaciones, no sólo de la escena sino también de cómo se relaciona con la cultura, ¿qué fue lo que más te impresionó?

Después de tres años siento que aún hay más para conocer y descubrir [Philippe tiene en mente realizar otro documental sobre la misma escena de la regadera]. Es un momento extraordinario en la historia de las películas; estos minutos cambiaron todo, y para mí son una fuente de descubrimiento sin fin.

Una cuestión que disfruté bastante fue explorar el sonido, tratar de descifrar porqué usó el melón casaba en vez de cualquier otro tipo de melón. Fue muy interesante y divertido.

¿Cómo fue el proceso para elegir a los entrevistados? 

Fue algo orgánico, algunos los conocía y otros eran más obvios por su conexión con Hitchcock. En el cine documental nunca sabes quién te dará la mejor entrevista y quién no. Los “expertos” no siempre serán los mejores. 

Yo quería crear un balance entre cineastas establecidos y otros más jóvenes, esto para mostrar que la escena sigue siendo contemporánea. Obviamente era importante tener a mujeres y editores, así que entrevistamos a muchas personas.

¿Cómo surgió la idea de mostrar a los entrevistados mientras ven la escena? Supongo viene del aspecto voyerista en la obra de Hitchcock.

Por supuesto. Eso surgió de manera inmediata. Pero fue muy complicado porque quería crear este universo en el que esencialmente estuvieran atrapados dentro del Bates Motel, viendo Psicosis, y así poder verlos mientras hacen esto. Tuvimos que filmar todas las entrevistas con pantalla verde, construimos un set para el interior y luego filmamos todos los fondos. Fue un proceso muy elaborado.

El documental también es sobre el legado de Hitchcock. En una escena el escritor Bret Easton Ellis comenta que los filmes de ahora ya no son tan influyentes como lo fue Psicosis. ¿Qué le puedes decir a una audiencia joven sobre la importancia de Hitchcock?

Si tengo algo que decirle a las generaciones jóvenes de cineastas, que ahora cuentan con extraordinaria tecnología a su alcance, es lo siguiente: no muevan la cámara porque es cool, muevan la cámara para contar la historia, muevan la cámara con una intención, entiendan lo que están haciendo, el significado de cada toma y de cada momento en pantalla, traten de entender la emoción que están tratando de expresar y lo que debes hacer para maximizar el impacto de esos momentos emocionales. Hitchcock fue el maestro definitivo en ese nivel.

Cualquiera que realmente quiera hacer cine, debería ver y estudiar las películas de Hitchcock. Estudiar a Hitchcock es una manera para convertirse en un mejor cineasta. Entre más estudias a Hitchcock, más te das cuenta de lo extraordinario que era. No estamos ni siquiera cerca de comprender la profundidad de su genio. Muchas de las innovaciones que tenemos hoy, en términos de suspenso, narrativa y gran parte de lo que damos por sentado, comenzaron gracias a Hitchcock.

¿Cuáles son tus películas favoritas de Hitchcock?

Vertigo es mi película favorita de todos los tiempos, de Hitchcock o de cualquier otro. Además de Psicosis, también Pacto siniestro (Strangers on a Train, 1951), La sombra de una duda (Shadow of a Doubt, 1943), Los pájaros y La soga (Rope, 1948). También me encantan muchos de sus filmes silentes.

Versiones diferentes de esta entrevista fueron publicadas originalmente en Mórbido y Sector Cine (en noviembre de 2017).

KING COHEN: El maravilloso retrato de un cineasta salvaje

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

Al introducir King Cohen: The Wild World of Filmmaker Larry Cohen (2017) en Fantastic Fest 2017, el legendario guionista/director/productor Larry Cohen, quien falleció apenas el pasado 23 de marzo de 2019, dijo que filmar como lo hacía en su tiempo ya es prácticamente imposible hoy en día, sobre todo después de los atentados terroristas del 9/11. Este comentario seguramente resultó extraño para algunos –¿qué tiene que ver la filmación de una película con un atentado terrorista?–, sin embargo al ver el documental quedó claro a lo que se refería Cohen y su aserción no fue para nada exagerada.

Luego de indagar en los orígenes de Cohen –aprendemos que originalmente quería ser comediante y que luego trabajó varios años escribiendo programas de televisión– el documental de Steve Mitchell toma una ruta sencilla en cuanto a estructura, similar a lo que hicieron Noah Baumbach y Jake Paltrow en su filme sobre Brian De Palma (De Palma). Esto quiere decir que King Cohen: The Wild World of Filmmaker Larry Cohen es esencialmente un resumen que va abordando las cintas de Cohen cronológicamente, enfocándose casi exclusivamente en las producciones que dirigió, ya que su larga trayectoria como guionista pasa a segundo plano.

No se necesita más para que el resultado sea un documental extremadamente divertido, que sin duda le hace justicia al legado de Cohen. Los entrevistados van de colaboradores usuales de Cohen –como Fred Williamson (Black CaesarHell Up in HarlemOriginal Gangstas) y Michael Moriarty (QThe StuffA Return to Salem’s Lot)– a colegas que siempre lo han admirado, tanto contemporáneos (Martin Scorsese, John Landis, Joe Dante) como más jóvenes (Mick Garris, J.J. Abrams).

La esencia de Cohen está perfectamente capturada y, sin duda, es un verdadero deleite escuchar esas historias que retratan a un cineasta salvaje, dispuesto a todo en pro de sus filmes. Así se entiende que un obrero intrépido del cine como Cohen perteneció a otra época, pre 9/11: él solía filmar sin permisos oficiales y sin avisarle a nadie en lugares públicos como un aeropuerto, las calles de Nueva York (donde la gente llegó a pensar que los asaltos de la película eran reales), y hasta la casa del otrora director del FBI, J. Edgar Hoover.

Verdadero cine de guerrilla, que a su vez respetaba a artistas del pasado (Cohen trabajó con leyendas como el compositor Bernard Herrmann, el director Samuel Fuller y la actriz Bette Davis), se basaba en ideas absurdas que no cualquiera se atrevería a filmar, y lograba hacer comentarios sociales.

Queda claro que películas como It’s Alive (1974) y The Stuff (1985) tienen un gran base de seguidores, pero no sólo eso: como la de Roger Corman o Lloyd Kaufman, la prolífica filmografía de Cohen se merece un lugar en la historia del cine aunque muchos lo quieran negar. Aquí encuentran una clase magistral de cómo hacer las películas que te apasionan, de forma rápida y sin dejar a un lado la visión comercial.

Bonus: Entrevista con Steve Mitchell, director de King Cohen

Cinema Inferno: ¿Cuál fue el principal objetivo del documental?

Steve Mitchell: Tuve un par de objetivos. Uno era celebrar una carrera verdaderamente única. Larry trabajó en televisión mainstream, decidió hacer sus propias películas, continuó laborando en televisión, escribió guiones… nadie hace eso. Larry dijo que John Cassavetes lo hacía, porque actuaba en películas comerciales para poder pagar sus propias películas. Entonces yo quería celebrar el hecho de que Larry hizo algo que casi nadie más: ir de ida y vuelta a voluntad. Eso me llamó la atención porque en los viejos tiempos, no tanto en la actualidad, si eras un tipo de televisión o que trabaja con presupuestos bajos, te quedabas estancado ahí.

El otro objetivo era celebrar a un tipo con una gran mente creativa y una voluntad muy fuerte para hacer las cosas de la manera en la que creía que se tenían que hacer. Quería hacer una película interesante sobre un tipo interesante; creo que eso es siempre la clave para cualquier cinta, ya sea si es ficción o documental: tienes que tener a una estrella interesante. Yo tuve suerte porque Larry tiene una gran carrera y también es un personaje interesante.

¿Cuál fue el principal reto para lograr que Larry se abriera y contara sus historias?

Afortunadamente no tuve que forzar nada. Hicimos cuatro sesiones con él y después de la primera surgió un chiste: dije que simplemente lo podíamos sentar en una silla, prender las luces y apretar el botón de grabar en la cámara, y luego nos podíamos ir a desayunar por tres horas y yo les garantizaba que regresando, él iba a seguir hablando. Gracias a Dios, Larry tenía historias en abundancia. Para un cineasta como yo fue fantástico tener a un protagonista que es constantemente interesante y entretenido.

Sobre los otros entrevistados, ¿fue complicado acercarse a gente como Martin Scorsese y John Landis?

Landis fue relativamente fácil. Cuando haces un documental como King Cohen: The Wild World of Filmmaker Larry Cohen, se trata de ajustar agendas, ver si están disponibles, si están en la ciudad. Eso no es difícil pero algunas veces es complejo.

La historia de Scorsese es muy interesante. Nos pusimos en contacto con su oficina y literalmente les preguntamos por meses si estaba listo. En ese momento, él estaba listo para ir a Taiwán y filmar Silencio (Silence, 2016), pero también se preguntaba por el documental de Larry Cohen. El tiempo se estaba agotando. Yo me hubiera subido a un avión para ir a Nueva York, hubiera hecho cualquier cosa, pero él sugirió que le mandara las preguntas y que uno de sus trabajadores lo grabara; le mandé 30, respondió una docena. Entonces la gente me pregunta, “¿cómo es Scorsese?” ¡No lo sé! Pero obviamente es un fan y tiene una relación personal con Larry, gracias a Bernard Herrmann.

Hubo algunas personas que no pudimos entrevistar. Yo quería hablar con Joel Schumacher [director de Enlace mortal] pero no estaba disponible. Intenté contactar a Tony Lo Bianco [protagonista de God Told Me To] pero no se concretó. Sharon Farrell [actriz de It’s Alive] iba a hablar con nosotros pero cambió de opinión. Pero estoy muy contento con el reparto que tenemos. Yaphet Kotto [protagonista de Bone] nunca da entrevistas, pero lo hizo porque ama a Larry. Tuvimos que cazar a Michael Moriarty [protagonista de The Stuff y Q, entre otras] porque está en Canadá en un exilio auto impuesto. Obvio que teníamos que tener a Fred Williamson [protagonista de Black Caesar y Hell Up in Harlem, entre otras]. Fred, Moriarty y Yaphet fueron la clave.

Por otro lado, algunas veces simplemente te encuentras a las personas. Me topé a Robert Forster [actor de Original Gangstas] en Los Ángeles y le pregunté si estaría interesado en hablar sobre Larry Cohen; él le habló a Larry para confirmar y luego habló con nosotros. Eric Roberts [protagonista de The Ambulance] fue muy divertido, pero nunca sabes.

Larry es un cineasta prolífico, entonces ¿cómo decidiste que el documental tenía que enfocarse en su trabajo de director?

Bueno, está enfocado en su carrera creativa primeramente. Usamos la cronología de su carrera como nuestra columna vertebral, porque no hay guión; escribimos la película en el cuarto de edición. Ahí le dije a mi editor que usáramos la cronología, pero todo lo que incluyéramos tenía que tener una razón.

La secuencia de It’s Alive, por ejemplo, tiene que ver con su colaboración con Rick Baker y, por supuesto, con Bernard Herrmann. Espero que cada secuencia revele algún aspecto de Larry. Editamos la secuencia de A Return to Salem’s Lot (1987) tres veces porque no funcionaba del todo; la película no es una de mis favoritas pero lo interesante es la participación de Samuel Fuller y su relación con Larry.

Similar al caso de Bette Davis y Wicked Stepmother (1989).

El capítulo de Bette Davis… las intenciones de Larry fueron espectaculares, cálidas y decentes, por el hecho de que él ama a las estrellas de cine. Pero todo esto explotó en su cara, y aún así buscó una manera para que funcionara. Esa secuencia muestra que le importaba su trabajo.

Cuando haces un largometraje, no es sobre las historias sino que al final del día, estás creando un retrato de alguien. Cada capítulo tiene ciertos colores para crear el retrato. Ese fue nuestro motor principal.

¿Cuáles son los filmes esenciales para conocer a Larry Cohen?

Eso es subjetivo, pero ¿qué demonios? Tú me preguntaste, entonces te lo diré.

Creo que Q (1982) es la más esencial porque muestra muchas de sus facetas, sus ideas locas y su osadía como cineasta de guerrilla. Michael Moriarty da la mejor actuación de su carrera. También es una gran película de Nueva York; yo soy de ahí y lo neoyorquino de la cinta es grandioso. De igual forma es un filme de monstruos, crimen callejero, detectives… eso es la clave con las películas de Larry, nunca son sólo sobre una cosa.

The Ambulance (1990) es otra esencial. Pienso que es simplemente disparatada, pero la amo. It’s Alive es muy significativa. Bone (1972) es interesante porque si hubiera sido un éxito, la carrera de Larry sería diferente, más cercana a la de un dramaturgo.

¿Cuál es el lugar de Larry Cohen en la historia del cine?

Larry se merece estar en la cima de los cineastas independientes. Roger Corman es famoso e hizo muchas películas, pero yo trabajé con él y sé que dirigió todas esas películas para ahorrarse dinero; Corman siempre fue más un productor. Larry, por su parte, siempre fue una fuerza creativa.

¿Es uno de los grandes directores de clase A? No lo creo, pero es un cineasta único, idiosincrásico, con una voz distintiva, que hizo películas de una manera atrevida y arriesgada. Creo que se merece algo de reconocimiento y por eso hice este documental.

Versiones diferentes de estos textos fueron publicadas originalmente en Mórbido.