Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)
El cineasta británico Neil Marshall ha dejado una huella importante en el cine de género a casi 20 años de su primer largometraje. Entre sus trabajos más reconocidos está su ópera prima, Luna llena (Dog Soldiers, 2002), anclada en el subgénero de los hombres lobo aunque sin enfocarse en la clásica transformación. Los protagonistas son un grupo de soldados que terminan luchando por su vida contra una manada de feroces hombres lobo en las Tierras Altas de Escocia. Es una trepidante mezcla de acción, terror, gore y humor negro con efectos prácticos.
Posteriormente Marshall escribió y dirigió El descenso (The Descent, 2005), a mi parecer su mejor película hasta el momento, donde un grupo de amigas con un gusto por las actividades extremas viven una pesadilla en una cueva inexplorada. De fotografía impecable –jugando con la oscuridad del lugar y las diferentes fuentes de luz (bengalas, por ejemplo)–, El descenso es otro violento choque entre humanos y criaturas extraordinarias, aquí son una suerte de humanoides adaptados a la profundidad de la cueva: son ciegos, sólo requieren de su sentido del oído para convertirse en depredadores.
La carrera de Marshall siguió con su película más ambiciosa hasta entonces: Doomsday (2008). Una desmesurada y violenta combinación de géneros y elementos: ciencia ficción y acción que beben de un post-apocalipsis madmaxiano con caníbales, caballeros medievales y castillos. Ver Doomsday en 2021 resulta particularmente fascinante porque Marshall construyó un mundo basado en un virus que provoca una epidemia. El llamado “virus de la parca” hace que Escocia se convierta en una zona en cuarentena, rodeada por un muro y abandonada por Reino Unido hasta el aparente fin de toda su población. La trama principal se desarrolla 25 años después de esto, en 2033, cuando el virus reaparece en un Londres decadente.

Esos elementos la conectan directamente con The Reckoning (2020), su película más reciente. Su contexto es, ni más ni menos, la gran peste de Londres en 1665. Marshall afirmó, en entrevista con Cinema Inferno, que la pandemia de la COVID-19 lo ha hecho reexaminar ambas películas.
Si bien su adaptación de Hellboy (2019) también hace referencia al resurgimiento de la peste en Inglaterra y la amenaza de una epidemia, Marshall pidió ignorar “Hellboy en esta idea porque yo no elaboré nada de eso –es la única película en su filmografía que no escribió–. Pero me he replanteado Doomsday y The Reckoning. Hubo noticias sobre el cierre de la frontera entre Inglaterra y Escocia, que es exactamente lo que pasa en Doomsday. Te hace pensar: wow, es más profética”.
Sobre The Reckoning, el director comentó: “cuando la escribimos en 2018 y la filmamos en el verano de 2019, no teníamos idea de lo que estaba por venir. En el año siguiente, 2020, ya no era inusual que la gente usara cubrebocas. Ahora es más relevante por todo el tema de la peste, aunque debo decir que no es una película sobre la peste, es sólo el trasfondo”.

The Reckoning en realidad retrata la cacería de brujas y está basada en hechos verídicos. En aquella época, de acuerdo con Marshall, la gente creía que la peste bubónica era producto del Diablo y sus súbditos, “hoy hay caza de brujas en Internet, también un fervor religioso sobre el uso del cubrebocas o la pandemia como producto del trabajo del Diablo. Todo lo que pasó en aquella época, sólo en una forma diferente. Las personas hoy en día no van a la taberna local para conspirar que hay una bruja en su comunidad, pero está sucediendo en Internet. Es lo mismo”.
Charlotte Kirk interpreta en este largometraje a Grace, quien vive en una zona rural con su esposo (Joe Anderson) y su pequeña bebé. Su marido es alcanzado al inicio por la enfermedad y decide quitarse la vida para proteger a su familia. En consecuencia, Grace es vista por el hacendado Pendleton (Steven Waddington) como la víctima perfecta: él desea favores sexuales a cambio de los pagos de renta. Grace no está dispuesta y se defiende ante un intento de abuso sexual. Esto hace que Pendleton señale en la taberna del pueblo cercano que hay algo malvado en torno a Grace. Bastan unas palabras a los pueblerinos para empezar a acusar a la protagonista de brujería y de tener un pacto con el Diablo.
No es la primera referencia a la brujería en la obra de Marshall. En Furia de centuriones (Centurion, 2010) –basada en la leyenda de una legión de soldados del Imperio Romano que sucumbió ante los pictos en el norte de Britania–, el romano interpretado por Michael Fassbender se relaciona con una “bruja” (Imogen Poots) exiliada. La villana principal de Hellboy es una bruja (Milla Jovovich) de la época del Rey Arturo, recién resucitada y que pretende traer de vuelta a las criaturas de la oscuridad. La aproximación de Marshall hacia las brujas en The Reckoning se aleja por completo de lo fantástico.

“Mi amigo Ed (Edward Evers-Swindell) me trajo una historia para una película basada en un juicio de brujas. Charlotte y yo empezamos a investigar sobre el periodo, leímos muchos libros sobre la cacería y los juicios de brujas. Entre más nos adentramos, el tema se hizo más interesante y me enganché con la idea de contar una historia que se mantuviera en el mundo real lo más posible, para lidiar más con la crisis psicológica que con algo demasiado sobrenatural. Esto realmente sucedió, hay 500 mil casos confirmados aunque algunas personas dicen que fueron casi un millón de mujeres enjuiciadas, torturadas y ejecutadas por un crimen que no existe. Tenía que contar la historia de manera honesta, necesitaba una aproximación más dramática y ese fue el plan”, argumentó Marshall.
Luego de la visita de varios pueblerinos, ataviados con máscaras de la época de la peste, a nuestra protagonista le espera lo peor: un juicio que en realidad es una tortura para conseguir su confesión y mandarla a la hoguera por brujería. De niña pasó por algo similar: su madre (Emma Campbell Jones) fue torturada y obligada a confesar por John Moorcroft (Sean Pertwee), un notorio “witchfinder” que se reencuentra con Grace.
La figura del cazador de brujas nos remonta a Cuando las brujas arden (Witchfinder General, 1968), dirigida por Michael Reeves y parte de la llamada “Unholy Trinity” que propició el uso popular del término folk horror. En esa brutal obra maestra, Vincent Price interpreta a Matthew Hopkins, un personaje basado en un cazador de brujas real que trabajó durante la guerra civil inglesa. Marshall subrayó sobre esta potencial influencia que evitó “a toda costa ver Cuando las brujas arden. Es un filme que conozco muy bien, lo he visto muchas veces, pero la última vez fue hace unos 20 años. Deliberadamente no lo vi antes de The Reckoning, no quería dirigirme por ese camino marcadamente. Mis influencias fueron westerns, al menos para el primer acto antes de que Grace es llevada al calabozo. Westerns como Érase una vez en el Oeste (C’era una volta il West, 1968). Quería abrazar el hecho de filmar en Hungría, en la cumbre del verano, con calor, polvo, personajes montando caballos, con sombreros y abrigos; teníamos pistolas, tabernas, casas de western. Pensé en abrazar esto y filmar como si fuera un western”.

The Reckoning inevitablemente aborda los días de tortura que sufre Grace, en un intento de Moorcroft y su ayudanta Ursula (Suzanne Magowan) –una mujer que sobrevivió la hoguera y ahora está convencida de haber sido “purificada”– por quebrarla física y psicológicamente. Al ser cuestionarlo sobre estas secuencias duras, Marshall respondió: “sí, fue difícil, física, mental y emocionalmente, sobre todo para Charlotte. Ella pasaba el día entero amarrada a este horrible artefacto de tortura. Pero no quería hacer una película de tortura, no quería que estuviera enfocada ni que glorificara o explotara la tortura. Es suficiente saber lo que sucederá, es suficiente ver los instrumentos o tener una idea de su función. Te dice todo lo que necesitas saber, no necesitas esperar y poner la atención en la tortura. Entonces nunca lo hicimos. Que la audiencia y su imaginación llene los espacios en blanco”.
La película opta por mostrar a una mujer con una fuerza de voluntad increíble. Además del daño físico, experimenta imágenes pesadillescas de Lucifer (Ian Whyte) en su mente. Sin embargo, Grace siempre tiene presente las palabras de su madre antes de confesar para salvarla: “no dejes que nadie te diga quién eres”. Ella está dispuesta a sacrificarlo todo por el bienestar de su pequeña bebé.
Ya en películas como El descenso y Doomsday, Marshall había retratado a mujeres fuertes, que resisten y contraatacan. “Quiero que al final ellas triunfen de alguna manera, cobren venganza o luchen. Es el tipo de película que quiero ver, siempre he realizado películas que me gustaría ver. Lo que Grace tiene que pasar, hace que ella se merezca algún tipo de retribución y justicia al final. Estos tipos merecen sufrir. Aunque el final de The Reckoning es un tanto abierto”, expuso Marshall.
The Reckoning está disponible en Shudder.