Podcast #26: SPACE JAM: UNA NUEVA ERA y otras películas de básquetbol

Luego de 25 años finalmente se estrenó la secuela de Space Jam: El juego del siglo (Space Jam, 1996), titulada Space Jam: Una nueva era (Space Jam: A New Legacy, 2021) y protagonizada por la estrella actual del básquetbol LeBron James. ¿Está a la altura de la original? ¿Es un mero comercial para otras propiedades intelectuales de Warner Bros.? ¿Tiene cameo de Michael Jordan? Todo esto respondemos en nuestro podcast, además comentamos Looney Tunes: De nuevo en acción (Looney Tunes: Back in Action, 2003), del gran Joe Dante, y otras películas sobre el deporte ráfaga.

El podcast #26 de Cinema Inferno cuenta con la participación de:

Rafael Paz Esparza – Editor en jefe en Butaca Ancha y conductor de Derretinas en la barra Resistencia Modulada de Radio UNAM.

Iván Elvira Reyes – Periodista que colabora en los sitios YouRocket y Dromo Cinema. También ha publicado en el periódico El Universal.

Eric Ortiz García – Periodista (Cinema Inferno, Screen Anarchy) y profesor de cine (FES Aragón UNAM). Fue parte del Screening Team 2019 de Fantastic Fest.

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KING COHEN: El maravilloso retrato de un cineasta salvaje

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

Al introducir King Cohen: The Wild World of Filmmaker Larry Cohen (2017) en Fantastic Fest 2017, el legendario guionista/director/productor Larry Cohen, quien falleció apenas el pasado 23 de marzo de 2019, dijo que filmar como lo hacía en su tiempo ya es prácticamente imposible hoy en día, sobre todo después de los atentados terroristas del 9/11. Este comentario seguramente resultó extraño para algunos –¿qué tiene que ver la filmación de una película con un atentado terrorista?–, sin embargo al ver el documental quedó claro a lo que se refería Cohen y su aserción no fue para nada exagerada.

Luego de indagar en los orígenes de Cohen –aprendemos que originalmente quería ser comediante y que luego trabajó varios años escribiendo programas de televisión– el documental de Steve Mitchell toma una ruta sencilla en cuanto a estructura, similar a lo que hicieron Noah Baumbach y Jake Paltrow en su filme sobre Brian De Palma (De Palma). Esto quiere decir que King Cohen: The Wild World of Filmmaker Larry Cohen es esencialmente un resumen que va abordando las cintas de Cohen cronológicamente, enfocándose casi exclusivamente en las producciones que dirigió, ya que su larga trayectoria como guionista pasa a segundo plano.

No se necesita más para que el resultado sea un documental extremadamente divertido, que sin duda le hace justicia al legado de Cohen. Los entrevistados van de colaboradores usuales de Cohen –como Fred Williamson (Black CaesarHell Up in HarlemOriginal Gangstas) y Michael Moriarty (QThe StuffA Return to Salem’s Lot)– a colegas que siempre lo han admirado, tanto contemporáneos (Martin Scorsese, John Landis, Joe Dante) como más jóvenes (Mick Garris, J.J. Abrams).

La esencia de Cohen está perfectamente capturada y, sin duda, es un verdadero deleite escuchar esas historias que retratan a un cineasta salvaje, dispuesto a todo en pro de sus filmes. Así se entiende que un obrero intrépido del cine como Cohen perteneció a otra época, pre 9/11: él solía filmar sin permisos oficiales y sin avisarle a nadie en lugares públicos como un aeropuerto, las calles de Nueva York (donde la gente llegó a pensar que los asaltos de la película eran reales), y hasta la casa del otrora director del FBI, J. Edgar Hoover.

Verdadero cine de guerrilla, que a su vez respetaba a artistas del pasado (Cohen trabajó con leyendas como el compositor Bernard Herrmann, el director Samuel Fuller y la actriz Bette Davis), se basaba en ideas absurdas que no cualquiera se atrevería a filmar, y lograba hacer comentarios sociales.

Queda claro que películas como It’s Alive (1974) y The Stuff (1985) tienen un gran base de seguidores, pero no sólo eso: como la de Roger Corman o Lloyd Kaufman, la prolífica filmografía de Cohen se merece un lugar en la historia del cine aunque muchos lo quieran negar. Aquí encuentran una clase magistral de cómo hacer las películas que te apasionan, de forma rápida y sin dejar a un lado la visión comercial.

Bonus: Entrevista con Steve Mitchell, director de King Cohen

Cinema Inferno: ¿Cuál fue el principal objetivo del documental?

Steve Mitchell: Tuve un par de objetivos. Uno era celebrar una carrera verdaderamente única. Larry trabajó en televisión mainstream, decidió hacer sus propias películas, continuó laborando en televisión, escribió guiones… nadie hace eso. Larry dijo que John Cassavetes lo hacía, porque actuaba en películas comerciales para poder pagar sus propias películas. Entonces yo quería celebrar el hecho de que Larry hizo algo que casi nadie más: ir de ida y vuelta a voluntad. Eso me llamó la atención porque en los viejos tiempos, no tanto en la actualidad, si eras un tipo de televisión o que trabaja con presupuestos bajos, te quedabas estancado ahí.

El otro objetivo era celebrar a un tipo con una gran mente creativa y una voluntad muy fuerte para hacer las cosas de la manera en la que creía que se tenían que hacer. Quería hacer una película interesante sobre un tipo interesante; creo que eso es siempre la clave para cualquier cinta, ya sea si es ficción o documental: tienes que tener a una estrella interesante. Yo tuve suerte porque Larry tiene una gran carrera y también es un personaje interesante.

¿Cuál fue el principal reto para lograr que Larry se abriera y contara sus historias?

Afortunadamente no tuve que forzar nada. Hicimos cuatro sesiones con él y después de la primera surgió un chiste: dije que simplemente lo podíamos sentar en una silla, prender las luces y apretar el botón de grabar en la cámara, y luego nos podíamos ir a desayunar por tres horas y yo les garantizaba que regresando, él iba a seguir hablando. Gracias a Dios, Larry tenía historias en abundancia. Para un cineasta como yo fue fantástico tener a un protagonista que es constantemente interesante y entretenido.

Sobre los otros entrevistados, ¿fue complicado acercarse a gente como Martin Scorsese y John Landis?

Landis fue relativamente fácil. Cuando haces un documental como King Cohen: The Wild World of Filmmaker Larry Cohen, se trata de ajustar agendas, ver si están disponibles, si están en la ciudad. Eso no es difícil pero algunas veces es complejo.

La historia de Scorsese es muy interesante. Nos pusimos en contacto con su oficina y literalmente les preguntamos por meses si estaba listo. En ese momento, él estaba listo para ir a Taiwán y filmar Silencio (Silence, 2016), pero también se preguntaba por el documental de Larry Cohen. El tiempo se estaba agotando. Yo me hubiera subido a un avión para ir a Nueva York, hubiera hecho cualquier cosa, pero él sugirió que le mandara las preguntas y que uno de sus trabajadores lo grabara; le mandé 30, respondió una docena. Entonces la gente me pregunta, “¿cómo es Scorsese?” ¡No lo sé! Pero obviamente es un fan y tiene una relación personal con Larry, gracias a Bernard Herrmann.

Hubo algunas personas que no pudimos entrevistar. Yo quería hablar con Joel Schumacher [director de Enlace mortal] pero no estaba disponible. Intenté contactar a Tony Lo Bianco [protagonista de God Told Me To] pero no se concretó. Sharon Farrell [actriz de It’s Alive] iba a hablar con nosotros pero cambió de opinión. Pero estoy muy contento con el reparto que tenemos. Yaphet Kotto [protagonista de Bone] nunca da entrevistas, pero lo hizo porque ama a Larry. Tuvimos que cazar a Michael Moriarty [protagonista de The Stuff y Q, entre otras] porque está en Canadá en un exilio auto impuesto. Obvio que teníamos que tener a Fred Williamson [protagonista de Black Caesar y Hell Up in Harlem, entre otras]. Fred, Moriarty y Yaphet fueron la clave.

Por otro lado, algunas veces simplemente te encuentras a las personas. Me topé a Robert Forster [actor de Original Gangstas] en Los Ángeles y le pregunté si estaría interesado en hablar sobre Larry Cohen; él le habló a Larry para confirmar y luego habló con nosotros. Eric Roberts [protagonista de The Ambulance] fue muy divertido, pero nunca sabes.

Larry es un cineasta prolífico, entonces ¿cómo decidiste que el documental tenía que enfocarse en su trabajo de director?

Bueno, está enfocado en su carrera creativa primeramente. Usamos la cronología de su carrera como nuestra columna vertebral, porque no hay guión; escribimos la película en el cuarto de edición. Ahí le dije a mi editor que usáramos la cronología, pero todo lo que incluyéramos tenía que tener una razón.

La secuencia de It’s Alive, por ejemplo, tiene que ver con su colaboración con Rick Baker y, por supuesto, con Bernard Herrmann. Espero que cada secuencia revele algún aspecto de Larry. Editamos la secuencia de A Return to Salem’s Lot (1987) tres veces porque no funcionaba del todo; la película no es una de mis favoritas pero lo interesante es la participación de Samuel Fuller y su relación con Larry.

Similar al caso de Bette Davis y Wicked Stepmother (1989).

El capítulo de Bette Davis… las intenciones de Larry fueron espectaculares, cálidas y decentes, por el hecho de que él ama a las estrellas de cine. Pero todo esto explotó en su cara, y aún así buscó una manera para que funcionara. Esa secuencia muestra que le importaba su trabajo.

Cuando haces un largometraje, no es sobre las historias sino que al final del día, estás creando un retrato de alguien. Cada capítulo tiene ciertos colores para crear el retrato. Ese fue nuestro motor principal.

¿Cuáles son los filmes esenciales para conocer a Larry Cohen?

Eso es subjetivo, pero ¿qué demonios? Tú me preguntaste, entonces te lo diré.

Creo que Q (1982) es la más esencial porque muestra muchas de sus facetas, sus ideas locas y su osadía como cineasta de guerrilla. Michael Moriarty da la mejor actuación de su carrera. También es una gran película de Nueva York; yo soy de ahí y lo neoyorquino de la cinta es grandioso. De igual forma es un filme de monstruos, crimen callejero, detectives… eso es la clave con las películas de Larry, nunca son sólo sobre una cosa.

The Ambulance (1990) es otra esencial. Pienso que es simplemente disparatada, pero la amo. It’s Alive es muy significativa. Bone (1972) es interesante porque si hubiera sido un éxito, la carrera de Larry sería diferente, más cercana a la de un dramaturgo.

¿Cuál es el lugar de Larry Cohen en la historia del cine?

Larry se merece estar en la cima de los cineastas independientes. Roger Corman es famoso e hizo muchas películas, pero yo trabajé con él y sé que dirigió todas esas películas para ahorrarse dinero; Corman siempre fue más un productor. Larry, por su parte, siempre fue una fuerza creativa.

¿Es uno de los grandes directores de clase A? No lo creo, pero es un cineasta único, idiosincrásico, con una voz distintiva, que hizo películas de una manera atrevida y arriesgada. Creo que se merece algo de reconocimiento y por eso hice este documental.

Versiones diferentes de estos textos fueron publicadas originalmente en Mórbido.

Macabro 2018: NIGHTMARE CINEMA, una antología de terror decepcionante

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

Ah, la antología de terror. En la actualidad parece que no pasa un año sin que tengamos el estreno de una nueva y fallidas propuestas recientes como la americana/canadiense XX: Pasión por el horror (XX, 2017) y la mexicana México Bárbaro II (2017) han incrementado la desconfianza hacia un formato que ya de por sí suele entregar resultados irregulares. 

Si XX: Pasión por el horror tenía la particularidad de ser una antología realizada exclusivamente por mujeres, y México Bárbaro II por directores nacionales, Nightmare Cinema (2018) –filme inaugural del festival Macabro 2018– no cuenta con algo inmediatamente distintivo, aunque sí con nombres de mayor peso: Joe Dante y Mick Garris (creador de la serie Masters of Horror y ahora también productor de esta antología) encabezan la lista de directores que también incluye a Alejandro Brugués (Juan de los muertos), Ryûhei Kitamura (Versus) y David Slade (30 días de noche). 

El concepto de Nightmare Cinema es que cada uno de los cinco cortos es una película dentro de la película, las cuales se proyectan en el cine al que hace referencia el título ante el desconcierto de algunos de los protagonistas, quienes se ven reflejados en la pantalla grande, obviamente en historias de corte terrorífico. 

Nightmare Cinema abre con la aportación del cubano Brugués, The Thing in the Woods, cuya joven mujer protagónica entra al cine de las pesadillas para verse en un slasher, huyendo de un misterioso asesino. El giro de tuerca que le brinda Brugués, expandiendo un escenario clásico de slasher a la ciencia ficción en clave similar a Slither (2006) de James Gunn, sirve como un buen aperitivo, aunque lamentablemente en Nightmare Cinema el plato fuerte nunca llega, mucho menos el postre, ni siquiera de la mano de los veteranos Dante y Garris. 

cinema inferno nightmare cinema 1

El segundo segmento Mirare, dirigido precisamente por Dante, sigue a otra joven cuya notoria cicatriz en su rostro le continúa provocando inseguridad, así que antes de su boda decide aceptar la propuesta de su prometido y someterse a una cirugía estética. En Mirare sucede lo que nos imaginamos desde el principio, siendo un corto destacado a nivel visual en su conexión con el body horror pero que carece de mayor profundidad en su lineal narrativa y, en consecuencia, de un desenlace contundente. Un problema similar afecta al prometedor segmento This Way to Egress de Slade, terror psicológico filmado en blanco y negro sobre una madre de dos niños que bien podría estar enloqueciendo, aunque al final no se llega a ninguna parte.

Antes de esta decepcionante aportación está el tercer corto: Mashit de Kitamura, curiosamente escrito por la mexicana Sandra Becerril, responsable de la infame Están aquí (2014), una cinta sin presupuesto que, me parece, desapareció por completo del mapa tras su presentación en Feratum 2014. En esta ocasión, Kitamura y Becerril apuestan por la imaginería religiosa, con una historia sobre las secuelas que dejó un suicidio dentro de un convento de infantes, el cual quizá fue producto de algo paranormal. Posesiones demoniacas, un posible exorcismo, clichés, actuaciones poco convincentes y situaciones torpes se conjugan en un corto que tiene sus mejores momentos cuando no se toma en serio a sí mismo en lo más mínimo, i.e. cuando el padre protagonista encabeza una carnicería digna del cine de serie B. 

Finalmente está el segmento de Garris, Dead, sobre un jovencito que antes de ser baleado por un asaltante, atestigua el brutal asesinato de sus padres. A pesar de haber muerto oficialmente, este chico eventualmente despertará en el hospital, sólo para ser confundido y aterrorizado tanto por fantasmas como por el mismísimo criminal que le quitó a su familia, al tiempo que conoce a otra chica internada que también volvió de la muerte. Un filme decente cuyo clímax se ve arruinado por la risible ejecución de la secuencia clave que ve interactuar al protagonista con sus fantasmas. 

Con la breve aparición de Mickey Rourke como el proyeccionista de la pesadillesca sala de cine que conecta a todos los segmentos, Nightmare Cinema es una antología prescindible, mediana, parte de un subgénero del terror tan recurrido hoy en día que, por ende, se necesita de algo verdaderamente memorable para sobresalir. No es el caso. 

VERANO DEL 84: Una película coming-of-age brutal

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

El ambiente suburbano americano suele estar asociado con imágenes que representan normalidad y tranquilidad: el vecino podando su jardín o sacando al perro, los repartidores cumpliendo con sus rutinas, o los infantes jugando sin ninguna preocupación en las calles. Pero la noción de que estos lugares esconden algo turbio y no se escapan de ser parte del lado podrido de la sociedad también es familiar.

Tras demostrar su amor por el cine de los años ochenta con su primer largometraje Turbo Kid (2015) –una sangrienta reimaginación de cómo veían el futuro post-apocalíptico los filmes de aquella época–, RKSS (François Simard, Anouk Whissell y Yoann-Karl Whissell) regresa con Verano del 84 (Summer of 84, 2018), la cual deja en claro ya desde el título que la mencionada década es una obsesión que este colectivo de directores no piensa detener pronto.

En esta ocasión los miembros de RKSS –quienes crecieron en la provincia de Quebec, Canadá precisamente durante los ochenta– tienen como escenario un suburbio de Oregon, Estados Unidos, así asumiendo una vez más sus influencias. Verano del 84 va en línea con homenajes recientes a esas clásicas historias coming-of-age protagonizadas por un grupo de adolescentes que se ven envueltos en una aventura, usualmente con tintes fantásticos o de horror, que cambiará por completo el curso de su cotidianidad. En lo que va de la presente década, cintas como Super 8 (2011) de J.J. Abrams y, por supuesto, la popular serie Stranger Things de los hermanos Duffer y la exitosa adaptación de Eso (It, 2017) dirigida por el argentino Andy Muschietti, han traído de vuelta el espíritu del cine ochentero que venía firmado por los legendarios Steven Spielberg, Stephen King, Joe Dante, John Carpenter, entre otros. 

summer of 84 cinema inferno

En ese sentido, RKSS y los guionistas Matt Leslie y Stephen J. Smith le dan su propia variación a un escenario por demás conocido: durante el tradicional descanso veraniego, un jovencito (Graham Verchere) que reparte periódicos en el vecindario comienza a sospechar que su vecino, un policía local (Rich Sommer), está detrás de la misteriosa desaparición de varios niños; es así que nuestro protagonista decide encaminar a sus tres mejores amigos (Judah Lewis, Caleb Emery y Cory Gruter-Andrew) y a su eventual interés romántico (Tiera Skovbye), a una investigación detectivesca, convencido de que ha encontrado al responsable de los terribles sucesos. 

Verano del 84 no esconde las referencias directas al padre del blockbuster moderno e incluso lo menciona por nombre (como en Super 8, aquí el protagonista tiene un gusto por filmar y sueña con ser el próximo Spielberg); también hay tiempo para esas secuencias clásicas del relato coming-of-age que exponen tanto la diversión inherente de esa etapa como los conflictos que yacen bajo la superficie. Aunque la clave de Verano del 84 está en su vibra hitchcockiana e intriga propia de una sospecha que podría no ser más que eso. Evidentemente otra influencia para RKSS fue The ‘Burbs (1989) de Joe Dante, en la que los nuevos vecinos extranjeros rompen con la normalidad de una cuadra suburbana debido a su excéntrico comportamiento, eventualmente provocando que los protagonistas (Tom Hanks, Rick Docummun y Bruce Dern) sospechen que han cometido un asesinato y enterrado el cadáver en algún lugar de su jardín o dentro de su tenebrosa casa. 

Verano del 84 tiene una trama similar, aunque si The ‘Burbs cuenta con mucha comedia y grandilocuencia –un gag constante en la cinta de Dante es que los tres adultos actúan justo como niños en medio de una aventura–, la segunda película de RKSS toma otro rumbo, más sutil y apegado al terror puro. Su brutal y brillante desenlace llega a territorios raramente explorados por los filmes coming-of-age, abriéndole la puerta a un trauma psicológico que difícilmente podrá ser borrado; es el fin absoluto de la tranquilidad suburbana y adolescente. Todo esto evita que Verano del 84 sea un mero pastiche y la convierte en una de las mejores cintas de género de 2018.