Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)
En el thriller Siberia (2018), dirigido por Matthew Ross, el gran Keanu Reeves interpreta a Lucas Hill, un hombre americano casado que viaja hasta San Petersburgo, Rusia para una misión relacionada al comercio de diamantes.
Como John Wick, Hill es un profesional muy reservado y discreto, quien ciertamente sabe cómo usar un arma, aunque cabe aclarar algo: Siberia no es un filme de acción en absoluto. Muy pronto pone a su protagonista en un pueblo de Siberia, donde queda varado temporalmente por el mal clima. Ahí, Lucas conoce a una mujer local, Katya (Ana Ularu), y comienza otro tipo de película, enfocándose en la relación entre ambos, aunque eventualmente los peligros del mercado negro de diamantes alcanzarán este intenso amorío extramarital.
Siberia, originalmente estrenada en Estados Unidos en 2018, acaba de ser añadida al catálogo de Netflix México; por ende les comparto la entrevista que le hice al director Matthew Ross, en la que se discuten temas como los retos de mezclar tonos diversos y el trabajo del reparto principal.
Cinema Inferno: Siberia se estrenó relativamente poco tiempo después de John Wick 2: Un nuevo día para matar (John Wick: Chapter 2, 2017) y pienso que es importante remarcar que no es en realidad una cinta de acción. ¿Cómo la describirías para el público?
Matthew Ross: Diría que es un thriller con una historia de amor existencial, sobre un hombre que viaja a una tierra lejana bajo las circunstancias más peligrosas, y que es forzado a revaluar su aproximación a la vida y al amor.
Me pareció interesante que Siberia comienza como un thriller, pero pronto nos encontramos viendo al personaje principal interactuando con la gente rusa local y eventualmente con el personaje de Ana. ¿Fue esta variación algo que te interesó cuando leíste el guión?
Siempre me han atraído las historias que desafían un género y que suponen algo más que una pieza de género. Eso es muy cierto en mi primer filme, Frank & Lola (2016) [protagonizado por Imogen Poots y Michael Shannon], y también es cierto en Siberia. Desafiar las expectativas y hacer algo que no es típico, que esté tratando de llegar a nuevos territorios para tomar algunos riesgos, hacer cosas nuevas, explorar nuevos mundos de una nueva manera, son razones por las que uno se vuelve cineasta. Entonces sí, ciertamente el material se prestó para esto, y esa fue una de las razones por las que decidí dirigir el filme.
En un punto Lucas se queda varado en Siberia, entonces en el núcleo de la película está su relación con Katya. ¿Qué tan importante fue explorar el aspecto romántico e incluso sexual de la película?
Noté que el personaje de Katya estaba hermosamente escrito, por Scott Smith, y quise encontrar, primero que nada, a la actriz correcta para este papel. Ana Ularu es simplemente fenomenal, para trabajar y en la película, y no le tiene miedo a nada. Ella construyó una química con Keanu que considero realmente electrizante y única, y eso es algo que deseas obtener cuando juntas a dos actores aunque nunca puedes estar seguro hasta que está sucediendo, por lo que hay cierta ansiedad antes. Pero los dos juntos son fantásticos.
Me encanta que ella es diferente a todas las personas que Lucas ha conocido, y sus experiencias con ella, conocerla, escucharla, escuchar su perspectiva, interactuar con ella, lo obligan a revaluarse a sí mismo y su aproximación hacia las palabras, las relaciones, el romance, el sexo y la mortalidad. Yo podría lograr esto con los actores correctos, fue fenomenal trabajar con Keanu y Ana.
Cuando finalmente Lucas regresa a la ciudad [San Petersburgo], esa vibra de thriller y de película de espías regresa. ¿Qué tan complicado fue mezclar estos tonos especialmente cuando pones a Katya en una trama sobre un experto en una misión?
Sí, tener ese tono de manera balanceada fue un verdadero reto. La forma en la que asumí este reto fue pensar en esas transiciones y en ese giro desde el principio de la pre-producción, desde el diseño visual, la selección de tomas hasta imaginar la música, el diseño sonoro y demás. La fotografía, realizada por Eric Koretz, fue absolutamente necesaria para hacerlo correctamente. Luego pasas mucho tiempo en la sala de edición, experimentando y encontrando la manera correcta para asegurarse que el tono realmente fluya, dado que es más complejo que hacer un filme de género tradicional.
La cinta también tiene un particular sentido del humor, de la propuesta sexual inicial de Katya a ese ritual pirado en la fiesta. ¿Qué puedes comentar sobre este elemento?
Ese par de escenas a las que te refieres fueron concebidas por el guionista Scott Smith. Yo hice mi trabajo: traerlas a la vida de una forma que le hiciera justicia al trabajo en la página. Hay humor negro, creo que cuando estás lidiando con una historia intensa y estresante, esos momentos con humor negro pueden brindar mucho alivio para la audiencia, y les permite reírse y respirar por un segundo antes de que los lleves de vuelta a una narrativa increíblemente intensa.
Lucas se siente cercano a uno de los personajes recientes de Keanu: John Wick. Ambos son silenciosos y muy profesionales, pero en esta ocasión vemos un lado más personal del personaje. ¿Cómo fue el proceso creativo con alguien como Keanu?
Con alguien como Keanu sabes que tienes a un actor con una tremenda presencia física. Es muy habilidoso. Si lo piensas, tal vez es la mejor estrella de cine que hace sus stunts de todos los tiempos. Es difícil nombrar a alguien mejor que él.
Pero la razón por la que me interesé en este filme no fue intentar hacer otra versión de Otro día para matar (John Wick, 2014), eso hubiese sido una mala idea… las películas de John Wick son grandiosas. Yo quería explorar un lado más personal, más oscuro y más íntimo de Keanu como intérprete, porque siempre le he visto eso como actor y considero que es raramente explorado y quizá no se había hecho recientemente. Traté de explorar un poco más esto. Y él estuvo simplemente fenomenal, es un actor sin miedo.
Me imagino que filmaste Siberia con un clima extremo. ¿Cuál fue la major dificultad en general del rodaje?
Filmamos todas las partes situadas en Siberia, y los interiores de San Petersburgo, en Canadá. El reto verdadero fue que se sintiera como si lo hubiésemos filmado en Rusia. Sí fuimos a Rusia para filmar los exteriores –lo que ves en la película fue de verdad filmado en San Petersburgo–, entonces también fue un reto mezclar este material con el material filmado en Canadá. Trabajamos mucho para hacerlo correctamente y requirió de mucha ayuda de rusos conocedores y de mucha preparación de nuestros actores.
Una versión diferente de este texto fue publicada originalmente en Screen Anarchy.