ZEROS AND ONES: Una entrevista con Abel Ferrara sobre su película pandémica

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

A sus 70 años, Abel Ferrara vive con su pareja Cristina Chiriac y su pequeña hija Anna en un vecindario de Roma, Italia. Lejos de la ciudad que lo hizo un cineasta legendario, realiza ficciones y documentales con absoluta libertad creativa. Trabajos personales que no siguen las convenciones narrativas.

Zeros and Ones (2021), su película más reciente y por la que ganó el reconocimiento a Mejor Dirección en el Festival de Locarno, seguramente frustrará a quienes esperen el “thriller político” que vende la sinopsis. Ethan Hawke interpreta a un militar y camarógrafo americano que regresa a Roma, donde se entera que su hermano revolucionario (también interpretado por Hawke) está “en prisión”. Al indagar sobre su paradero, notará que en un mundo de soldados americanos, italianos y agentes rusos, es imposible confiar en alguien.

Como el documental Piazza Vittorio (2017) y la muy personal Tommaso (2019), Zeros and Ones también se desarrolla en la multicultural zona donde Ferrara reside actualmente. “Todo está basado en nuestra realidad y en donde estamos”, reveló Ferrara en entrevista con Cinema Inferno y agregó: “es una expresión cinematográfica de lo que estaba pasando afuera de mi ventana. La pandemia es un ejemplo obvio de esto”. 

Zeros and Ones no elude nuestra época pandémica actual, llena de cubrebocas y gel antibacterial. Una escena ligada a uno los temas por excelencia de Ferrara, el consumo de drogas, es notoria porque la dealer desinfecta con espray el dinero de una venta. La filmación, recordó el cineasta, se dio “durante la pandemia, antes de la vacuna. Esos protocolos eran de vida o muerte. No es ficción, es realidad. Los chinos quemaron todo su dinero porque el dinero es lo más sucio, así es cómo la gente se enferma en un mundo normal, ¿sabes? Un billete puede tener los gérmenes de 50 personas. Es un tiempo peligroso, hay mucho en juego. Al mismo tiempo, sabía que debía filmar. En algún punto tienes que salir de la cuarentena y reingresar al mundo. Tienes que hacerlo con valentía, debes cuidarte y cuidar a los demás. Gracias a Dios nadie se enfermó”.

Zeros and Ones se suma a la constante exploración de la religión y la espiritualidad en la obra de Ferrara. ¿La imagen más llamativa de la película? La explosión del Vaticano. Si bien Ferrara lleva años practicando el budismo, que se refleja en filmes como 4:44 Último día de la Tierra (4:44 Last Day on Earth, 2011), pregunté cuál era su visión actual del catolicismo con el que creció: 

“Ser budista me ha llevado, de hecho, a estar más cerca de Jesús. La vida es mejor con la espiritualidad. Tienes que encontrar tu propia posición, saber cómo te sientes, no sólo para responder las preguntas obvias: ¿de dónde venimos? ¿A dónde iremos? Sino para saber cómo afrontar el mundo momento a momento, cómo te relacionas con otras personas, cómo permaneces siendo la mejor versión de ti mismo, cómo sigues siendo humano”.

Un cineasta que mira hacia adelante

Para el Ferrara de hoy, no hay diferencias en el proceso entre un documental y una ficción: “por un lado, lo entiendo todo. Por otro lado, cada vez es como si lo hiciera por primera vez. Es la belleza de esto, ese es el reto, nunca sabes a donde te va a llevar la historia, la manera de filmar, editar, qué música usas. Tienes a los mismos tipos, pero todos son diferentes, todos los elementos siempre cambian. Hacer una película requiere del compromiso financiero de alguien. Hay mucho en juego”. 

Ferrara se siente de vuelta en sus inicios, cuando filmó en Nueva York The Driller Killer (1979) con un pequeño crew: “no me daba cuenta de lo afortunados que éramos. Sigo intentando regresar a eso. Simplemente me siento mejor así, me gusta filmar rápido. Entre menos gente, mayor compromiso. Con las herramientas que tenemos ahora lo podemos explotar. No necesitamos mucho dinero”.

Los efectos digitales de la explosión del Vaticano, el uso de drones o el énfasis en la era digital de Zeros and Ones indican que Ferrara continúa mirando hacia adelante, experimentando. “Todo lo que podamos usar para contar la historia de mejor manera o poner la cámara en un mejor lugar –para eso es el dron–, me encanta. El proceso de edición, la manipulación de las imágenes, la manera rápida de compartir ideas, poder trabajar a distancia… todo es jodidamente sensacional”, afirmó el cineasta. 

Al cuestionarlo sobre el presente de la industria cinematográfica, Ferrara refirió que las nuevas generaciones tienen “más oportunidades, especialmente la gente joven, de juntar imágenes, ponerles sonido y expresar sus ideas. Si los chicos tienen acceso a los medios de producción, es jodidamente estupendo. Que puedan compartir sus ideas en Internet: ¡grandioso!”

Los clásicos de culto de Ferrara 

Mientras que el originario del Bronx sigue trabajando, buena parte de su filmografía mantiene su vigencia. Por ejemplo, El ángel de la venganza (Ms .45, 1981), que celebró su cuadragésimo aniversario, se ha vuelto esencial para discutir la evolución del controversial subgénero rape-revenge, el cual ha resurgido de la mano de varias cineastas. Ferrara atribuye a sus colaboradores el respeto que provoca El ángel de la venganza: “fue escrita por un tipo inspirado, Nicky (Nicholas St. John) es espiritual y brillante. Y luego Zoë (Lund), tenía 17 años en ese entonces y fue la unión perfecta: la actriz con el material. Ella trajo lo suyo, que era lo opuesto, trajo su lado femenino. Pero Nicky estaba en contacto con su propio lado femenino. Al final del día, es su inteligencia y talento, el escritor y la actriz juntos, así es como obtienes magia”.

El verdugo de Nueva York (King of New York, 1990), otra colaboración entre Ferrara y St. John, es un caso similar al arriba mencionado. En 2020, en el podcast The Rewatchables, Quentin Tarantino recordó lo mucho que significó su estreno por su salvajismo, violencia y cero remordimientos tras la represión y corrección de los años ochenta. ¿Necesita el cine estadounidense actual una sacudida similar? “No veo suficientes filmes para hacer un juicio así, ¿me entiendes?”, confesó Ferrara, “vivo en Europa, entonces al ver cine viajo más al Este que al Oeste y estoy viendo películas bastante salvajes que vienen del lugar más demente”.

Corrupción judicial (Bad Lieutenant, 1992), protagonizada por el gran Harvey Keitel, fue comparada recientemente con Diamantes en bruto (Uncut Gems, 2019). Ambas siguen a un incontrolable apostador neoyorquino y las acciones de una serie de playoffs: con Ferrara béisbol y básquetbol para Josh y Benny Safdie. No es casual, ya que Ferrara tiene una conexión de años con los hermanos, actuó en Daddy Longlegs (2009) y el cinefotógrafo de Zeros and Ones es Sean Price Williams, quien filmó Heaven Knows What (2014) y Good Time: Viviendo al límite (Good Time, 2017) para los Safdie. Una sonrisa cruzó el rostro de Ferrara al escuchar sobre las reminiscencias entre Diamantes en bruto y su trabajo. “Sí la vi. Me pareció estupenda, Adam (Sandler) estuvo sensacional”, comentó Ferrara antes de cambiar el rumbo de la conversación. 

Ferrara en México

“¿De dónde eres?”, preguntó Ferrara. “México”, contesté. En lugar de seguir con Diamantes en bruto, saltó a la inclasificable Siberia, su enésima colaboración con Willem Dafoe:

“Estuvimos en México un par de años antes de la pandemia. Filmamos Siberia en la Ciudad de México y luego en Mexicali, ¿sabes? Fue como estar en dos países diferentes, la Ciudad de México y después la frontera con Estados Unidos, el desierto (en este pasaje de Siberia aparece Daniel Giménez Cacho). Fue muy interesante. Filmar en México fue genial, hombre”.

Zeros and Ones llegó a cines selectos de EUA y VOD el pasado 19 de noviembre. Estará disponible en Blu-ray y DVD el 4 de enero de 2022.

Fantasia 2021: SWEETIE, YOU WON’T BELIEVE IT, una dosis de absurdo humor negro

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

La comedia kazaja Sweetie, You Won’t Believe It (Zhanym, ty ne poverish, 2020), del director Yernar Nurgaliyev, inicia con una secuencia divertida que comprueba la existencia de parejas que pelean a toda hora. Nuestro protagonista, Dastan (Danyar Alshinov), se siente asfixiado por su embarazada esposa (Assel Kaliyeva), quien no para de recriminarle cualquier cosa. Ya lo dijo el comediante Andrew Schulz: “hay ciertas actividades construidas alrededor de escapar de tu esposa”, por eso ir de pesca a un río con un par de amigos –aunque ninguno tenga experiencia pescando– parece el plan perfecto para que Dastan se relaje, de hecho poco le importa que su esposa dé a luz pronto. Obviamente, lo que está a punto de suceder con los amigos dista drásticamente de una aventura tranquila. 

La gran mayoría de personajes en Sweetie, You Won’t Believe It son unos zopencos carismáticos; por ejemplo, una de las escenas que más me hicieron reír tiene ecos de El gran Lebowski (The Big Lebowski, 1998). Aquí uno de los amigos del protagonista, Murat (Yerlan Prynbetov), no quiere deshacerse de una colilla encendida por la ventanilla del carro, sino de una botella en la que acaba de orinar. Eventualmente, la botella consigue salir por la ventanilla y golpea el parabrisas de otro carro, provocando un accidente que inaugura todo el desmadre. 

Antes, conocimos al otro grupo en la trama: cuatro hermanos criminales de visita en la zona para cobrar una deuda. El líder (Almat Sakatov) se la pasa recitando refranes, otro par poco brillante no para de pelear (Rustem Zhanyamanov y Yerkebulan Dayirov), y los acompaña un gordinflón (Beckarys Akhetov) que baila chistoso y se desmaya en los momentos violentos. Luego de que el parabrisas de su coche se ensucia de orina, terminan atropellando a un perro. Uno de ellos –siempre acusado de no tener agallas para disparar– decide darle el tiro de gracia al animal, salpicando de sangre la cámara. 

Sweetie, You Won’t Believe It hace referencia a esas películas de género que se desarrollan en un ambiente rural donde los locales suelen ser creepies y dan miedo. Por ahí está un señor raro y su hija atendiendo la estación de servicio y, para hacer las cosas más extraordinarias, resulta que el dueño del perro muerto es un tuerto despiadado (Dulyga Akmolda), casi con superpoderes e indestructible, quien no descansará hasta vengar a su mascota, provocando así una serie de inminentes comparaciones que la acusarán de ser una suerte de John Wick kazaja. 

En otra gran secuencia, los protagonistas intentan pescar usando como una de las lanchas ¡las muñecas sexuales inflables que Arman (Azamat Marklenov) vende en su sex shop virtual! Arman evidencia su torpeza cuando su anzuelo le arranca el pantalón a Dastan y luego ¡el anzuelo de Murat hace lo mismo con parte de la oreja de Arman! Esta escena ridículamente hilarante lleva a los amigos a finalmente conocer a los criminales y, para su mala fortuna, ser testigos de un asesinato accidental. Ese humor absurdo ciertamente alcanza el terreno de la comedia negra con violencia explícita, bebiendo de cineastas como Quentin Tarantino –incluso hay una toma contrapicada de los criminales– y Takashi Miike, por algo no falta una mandíbula destrozada y cuerpos decapitados. 

Decidí describir algunas escenas de Sweetie, You Won’t Believe It porque, al final del día, es una comedia precisamente de momentos. El filme es disparejo, una vez familiarizados con el relajo, los deseos de venganza y la confusión, no todas las ocurrencias y giros argumentales funcionan igual. Destaca en su segunda mitad la transformación cómica –con bromas de pedos incluida– de esas secuencias clásicas y tensas de los thrillers –o del terror–, donde las potenciales víctimas tratan de esconderse del peligroso antagonista. En Sweetie, You Won’t Believe It, la amistad se refuerza tras el cúmulo de contratiempos que, como el título indica, la esposa del protagonista escuchará incrédula cuando éste intente justificar su ausencia. Algunas situaciones están entre lo más divertido de lo visto en el Fantasia International Film Festival. 

Fantasia 2021: APRIL STORY, una entrañable historia de amor joven

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

La edición 25 del Fantasia International Film Festival tiene una presencia considerable del director japonés Shunji Iwai, tres de sus trabajos son parte de la sección Fantasia Retro: Fireworks, Should We See It from the Side or the Bottom? (Uchiage hanabi, shita kara miru ka? Yoko kara miru ka?, 1993), April Story (Shigatsu monogatari, 1998) y All About Lily Chou-Chou (Riri Shushu no subete, 2001), esta última considerada su obra cumbre y que en su momento, según nos afirmó el experto en cine asiático Jorge Grajales, fue transmitida por Canal Once. También se encuentra en la programación el filme que Iwai realizó en plena pandemia de la COVID-19, The 12 Day Tale of the Monster that Died in 8 (2020), el cual celebrará su premiere norteamericana en Fantasia. 

Reconozco que no estaba familiarizado con el cine de Iwai, más allá de que Quentin Tarantino usó un tema de All About Lily Chou-Chou en Kill Bill (2003-2004) y lo alabó en aquella época. “Es un director estupendo, hizo una película llamada Swallowtail Butterfly (Suwarôteiru, 1996) que fue para Japón lo que Tiempos violentos (Pulp Fiction, 1994) para Estados Unidos”, afirmó Tarantino en una entrevista para Entertainment Weekly. 

Mi introducción a Iwai fue April Story y no pudo ser más entrañable. La película, de poco más de una hora, inicia con una toma en primera persona en la que vemos a la familia de la protagonista, Uzuki Nireno (Takako Matsu), esperando su partida rumbo a Tokio. Para la joven originaria de Hokkaido, en el norte de Japón, es momento de ingresar a la universidad de Musashino y vivir sola en la capital. 

Al “convivir” con Uzuki es fácil encariñarse, se trata una chica introvertida quien evidentemente no tendrá un proceso de adaptación “normal” en la ciudad. En una secuencia sumamente amena, los tipos que la ayudan con su mudanza atiborran su pequeño departamento y uno de ellos le sugiere deshacerse de las cosas extra augurando que no tendrá amigos que la visiten. Luego Uzuki no sabe articular bien el porqué optó por esa universidad en su incómoda presentación ante sus compañeros de clase, mientras estos se burlan de su lugar de origen caracterizado por bajas temperaturas. 

Naturalmente las interacciones de Uzuki son con otra chica “rara”, quien la convence de entrar al club escolar de pesca con mosca (hay una divertida referencia a Brad Pitt y Nada es para siempre); o con una vecina de apariencia más antisocial. Esto cuando no anda sola en bicicleta, de compras en una librería o en el cine viendo un filme en blanco y negro de samuráis –¡Iwai incluso recrea el desgaste del rollo de celuloide!–, antes de ser incomodada por un aparente acosador. Aunque cabe aclarar que en general las personas en April Story no carecen de amabilidad.

Buena parte de April Story es una hang out movie que se disfruta bastante. Aunque en cierto momento clave, un flashback explica la decisión de la protagonista de esforzarse por ser aceptada específicamente en esa universidad de Tokio. Entonces April Story se revela como una historia de amor joven, que funciona en grande porque logra transmitir qué tanto significa para nuestra tímida y adorable protagonista esa anticipada primera interacción real con Yamazaki (Seiichi Tanabe), joven empleado de la librería que frecuenta. Un primer contacto cándido y encantador, durante una tarde lluviosa, que aparenta no ser el último. 

April Story es un filme sumamente bello que, sin duda, me tendrá revisando pronto el resto de las producciones firmadas por Iwai en el programa de Fantasia.

Una entrevista con Emile Hirsch sobre MIDNIGHT IN THE SWITCHGRASS

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

“La actuación más significante de un joven americano en generaciones”, así describió Sean Penn el trabajo de Emile Hirsch en la épica Camino salvaje (Into the Wild, 2007). Hirsch se transformó físicamente para llevar a la pantalla la aventura liberadora y mortal de Chris McCandless, quien llegó hasta Alaska buscando alejarse de las convenciones sociales. A los 22 años, Hirsch consiguió su rol distintivo que se mantiene como el más reconocido de su extensa filmografía.

Hirsch se encuentra, 14 años después, promocionando Midnight in the Switchgrass (2021), un thriller de crímenes filmado durante la época de COVID-19. Aquí su papel es totalmente serio: Byron, un agente de policía que carga el peso de varios casos no resueltos de mujeres brutalmente asesinadas. El actor americano recordó, en entrevista con Cinema Inferno, que anteriormente había “lidiado con personajes con una mentalidad similar, donde hay mucha profundidad y tristeza. He interpretado a otros policías, también a un Navy SEAL en El sobreviviente (Lone Survivor, 2013)”, sobre una misión comprometida que deja a cuatro SEALs luchando por su vida contra un numeroso grupo talibán.

Al inicio de Midnight in the Switchgrass Byron recibe más malas noticias: se descubrió el cadáver de una prostituta, el séptimo caso similar en dos años, y otra chica desapareció en un motel cerca de una parada de camiones. Todo esto sucede en el Panhandle de Florida. Hirsch conoce bien las historias de crimen situadas al sur de Estados Unidos, basta recordar su participación en Killer Joe, asesino por encargo (Killer Joe, 2011), un pirado y sucio pulp noir tejano de humor negrísimo.

Al respecto, Hirsch comentó: “no sé exactamente qué tienen estos lugares. Creo que, de alguna manera, es su naturaleza rural. Sus historias alejadas de la ciudad y sus espacios más abiertos. Es un área ligada a las tradiciones. En el caso de Midnight in the Switchgrass, mi personaje es un hombre muy religioso. Él y su esposa (Jackie Cruz) son muy creyentes. La clave para mí fue nunca olvidar la idea de que su espiritualidad lo impulsa por una causa justa, pero también resaltar su lucha interna. Similar al personaje de Tommy Lee Jones en Sin lugar para los débiles (No Country for Old Men, 2007): ese último monólogo en el que le da significado a su existencia y se pone muy filosófico sobre la naturaleza del bien, del mal y del crimen. Quería ver a mi personaje batallar con su propia espiritualidad: las cosas atroces, terribles y tristes que ve pueden deteriorar su fé en Dios. Es cuando su esposa lo trae de vuelta, lo empuja, lo vuelve a inspirar en su trabajo”.

El personaje de Hirsch eventualmente une esfuerzos con Rebecca (Megan Fox), integrante del FBI y parte de una operación encubierta en el mundo de la prostitución y la trata de mujeres. A pesar de no contar con el apoyo total de sus respectivos superiores, Byron y Rebecca son la única esperanza para detener a un asesino serial que en apariencia es sólo un padre de familia (Lukas Haas). En el reparto de Midnight in the Switchgrass también se encuentra el mismísimo Bruce Willis, como el compañero de Rebecca que abandona la peligrosa operación.

“Tenía 19 años cuando conocí a Bruce Willis, estaba trabajando en Sospechas mortales (Alpha Dog, 2006)”, recordó Hirsch. La película inspirada por un caso real sigue el pleito por dinero entre un dealer californiano (Hirsch) y uno de sus secuaces, un ex preso drogadicto y neonazi (Ben Foster). Todo se sale de control cuando el dealer y dos de sus amigos (uno de ellos interpretado por Justin Timberlake) se topan de la nada con el hermano del neonazi, un chico inocente de sólo 15 años (el fallecido Anton Yelchin); lo que sigue es un secuestro no planeado y una verdadera tragedia. En esa película dirigida por Nick Cassavetes, Willis interpreta a un temido criminal, padre del joven traficante.

Hirsch rememoró que la “primera vez que trabajé con Bruce Willis, fuimos por unos tragos, básicamente terminé diciéndole que era su fan durante buena parte de la noche, fue casi vergonzoso. Me encanta trabajar con estos actores legendarios. He aprendido mucho de Bruce, también de Mel Gibson (compartió pantalla con él en La fuerza de la naturaleza). Con estas estrellas de cine fundamentales no te das cuenta de cuántas de sus películas has visto, hasta que realmente revisas sus currículos y descubres que has visto unas 20 de sus películas. Bruce y Mel han hecho muchos clásicos”.

Algo similar me sucedió al revisar la filmografía de Hirsch para preparar esta entrevista, sin duda cuenta con un gran número de títulos valiosos. Antes de Camino salvaje, Hirsch destacó en películas como la ya mencionada Sospechas mortales, la divertida La chica de al lado (The Girl Next Door, 2004) –una suerte de antecesora espiritual de Supercool (Superbad, 2007), con un adolescente impopular que se enamora de su bella vecina (Elisha Cuthbert) cuyo pasado está conectado con la industria pornográfica–, y Los amos de Dogtown (Lords of Dogtown, 2005), un energético retrato de la salvaje juventud californiana que en los setenta fue vital para la evolución del skateboarding, gracias a la influencia del surf y patinar en piscinas vacías.

Es especialmente valioso ver estas producciones hoy porque son los primeros pasos de otras estrellas además de Hirsch, quien durante la entrevista alabó a sus contemporáneos: “Paul Dano y yo trabajamos juntos en tres películas: The Emperor’s Club (2002), La chica de al lado y Bienvenido a Woodstock (Taking Woodstock, 2009), aunque en esta última no compartimos pantalla. Me encanta el trabajo que ha hecho, esa película sobre Brian Wilson (Amor y compasión); en esa misma película también me encanta John Cusack, con quien pude trabajar en Never Grow Old (2019). Jesse Eisenberg también salió en The Emperor’s Club, todos teníamos 16 o 17, luego hizo Red social (The Social Network, 2010) y otras grandes interpretaciones. Juno (Temple) estuvo asombrosa en Killer Joe, asesino por encargo, ahora es grandioso verla haciendo todo tipo de cosas. Es simplemente increíble”.

El carismático Hirsch no se ha quedado atrás. Después de Camino salvaje llegaron protagónicos en filmes como la infravalorada Meteoro, la película (Speed Racer, 2008), o Prince Avalanche (2013), una muy graciosa y significativa oda a la amistad. También colaboraciones con grandes como William Friedkin (Killer Joe, asesino por encargo), Gus Van Sant (Milk, un hombre, una revolución, una esperanza), Oliver Stone (Salvajes) y Quentin Tarantino (Había una vez… en Hollywood).

Ante los límites temporales de nuestra entrevista, decidí preguntarle a Hirsch en específico sobre su experiencia bajo la dirección de Friedkin y Tarantino, quienes en palabras del actor “están a la par en su habilidad para expresarse”.

En Killer Joe, asesino por encargo el personaje de Hirsch es parte de una familia bastante disfuncional: la hija adolescente (Juno Temple) termina en manos de un detective y matón (Matthew McConaughey) como anticipo porque el altanero pero nada brillante hijo (Hirsch), y el usualmente distraído padre (Thomas Haden Church), no tienen el dinero para pagar por adelantado el asesinato de la madre. “Friedkin es impredecible y explosivo, te diviertes con él porque nunca sabes lo que hará. En ocasiones filmaba toda mi parte en una sola toma, es muy seguro de sí mismo y no necesita protección. No sé si he trabajado con otro director tan carismático como Friedkin”, se preguntó Hirsch.

Hirsch se convirtió en Jay Sebring, estilista y ex de Sharon Tate (Margot Robbie), en Había una vez… en Hollywood (Once Upon a Time… in Hollywood, 2019). Entre sus momentos más memorables están su baile en la mansión Playboy a ritmo de “Son of a Lovin’ Man”, sus interacciones con Charles Manson (Damon Herriman) y, al final, Rick Dalton (Leonardo DiCaprio). De acuerdo con Hirsch, “Tarantino emana alegría de vivir. Probablemente hay muchas personas tan inteligentes como Quentin en el mundo, pero no todas tienen la misma pasión, eso es lo que lo separa. Es como un niño, genuinamente ama contar historias, las películas o escribir una novela. Es un narrador natural y talentoso. En Había una vez… en Hollywood tuve 18 o 19 días de filmación, distribuidos en unos cinco meses. Fue un privilegio poder pasar todo ese tiempo alrededor de Tarantino”.

Al regresar a algunos de sus papeles más memorables, Hirsch no evitó sentirse sorprendido por su propio recorrido: “llevo actuando profesionalmente 26 años ininterrumpidos. Es gracioso que a veces se me olvide esto, pero luego pienso: ‘wow, literalmente llevo 26 años, Dios mío’. Es de locos”.

Midnight in the Switchgrass se puede ver en cines de Estados Unidos y VOD. También está disponible en Blu-ray y DVD.

SXSW 2021: CLERK, una celebración del ícono pop Kevin Smith

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

En 1992 un joven oriundo de Nueva Jersey, Estados Unidos, viajó hasta Vancouver, Canadá para estudiar cine y perseguir su sueño. Desde pequeño, su papá le inculcó amor por el séptimo arte. Luego una cinta en particular, Slacker (1990) de Richard Linklater, le cambió la vida, porque lo convenció de poder hacer sus propias películas con pocos recursos. El nombre de Kevin Smith fue introducido al mundo del cine de la mano del Festival de Sundance en 1994. Sin haber completado sus estudios cinematográficos, Smith escribió su ópera prima, Clerks (1994), la cual filmó principalmente en una tienda de conveniencia en Nueva Jersey, donde el cineasta debutante trabajaba. Con elementos memorables e hilarantes, Clerks cautivó a los críticos y fue vital para la siguiente generación: si Slacker influyó a Smith; Clerks hizo lo propio, entre otros, con Jason Reitman (Gracias por fumar, Juno). 

Enmedio del éxito de una nueva ola de cine independiente americano, Smith y Scott Mosier –productor de todo su trabajo, de Clerks a Zack y Miri hacen una porno (Zack and Miri Make a Porno, 2008)– apadrinaron a otros cineastas como el canadiense Malcolm Ingram. 

Juntos produjeron la ópera prima de Ingram, Drawing Flies (1996), codirigida por Matt Gissing. Es sobre un grupo de slackers que, sin dinero ni ganas de conseguir empleo, emprenden un viaje por una zona boscosa, supuestamente rumbo a la cabaña del tío del protagonista, Donner (Jason Lee), quien le ocultó a sus amigos su verdadera intención: motivado por una extraña visión, decidió ir tras la pista del Sasquatch (el mismísimo Pie Grande). Además de Lee, en Drawing Flies aparecen otras caras conocidas como Jason Mewes, Renee Humphrey, Carmen Llywelyn, Joey Lauren Adams y el propio Smith, en un cameo como Silent Bob. Es considerada una suerte de puente entre Mallrats (1995) y Chasing Amy (1997), Smith vio cualidades en Lee para hacer una parte más dramática. 

Ingram saltó al cine documental eventualmente. Smith y Mosier continuaron brindándole confianza y estuvieron involucrados en la producción de Small Town Gay Bar (2006), donde Ingram exhibe la importancia de varios bares gay como espacios seguros para la comunidad LGBT en el estado de Mississippi, donde la homofobia es terriblemente evidente. 

Recientemente dirigió Phantom of Winnipeg (2019), documental que se pregunta ¿por qué la película de culto El fantasma del paraíso (Phantom of the Paradise, 1974), de Brian De Palma, originalmente fracasó en todos lados excepto en Winnipeg? La pandemia del COVID-19 lamentablemente afectó los planes de distribución y tenemos que seguir esperando para verlo. 

El nuevo documental de Malcolm Ingram, estrenado en SXSW 2021, se enfoca en la vida de su colega y amigo Kevin Smith. Clerk (2021) abarca los primeros 25 años de la carrera del héroe del cine independiente, desde su debut hasta Jay and Silent Bob Reboot (2019), la cual ya había sido una celebración total del View Askewniverse (el universo compartido de Smith, Mewes y compañía). Smith casi perdió la vida a los 47 años tras un infarto a principios de 2018. Tanto Jay and Silent Bob Reboot como Clerk tienen una carga emocional importante, con un Smith reflexivo que se detiene para mirar hacia atrás. 

Clerk revela una carrera peculiar, con trabajos personales inmediatamente aclamados (Clerks, Chasing Amy), la polémica Dogma (1999), fracasos taquilleros (Mallrats, Jersey Girl, Zack y Miri hacen una porno), secuelas/remakes (Clerks II, Jay and Silent Bob Reboot), un solitario trabajo por encargo (Cop Out) y, claro, unas curvas extrañas y divisorias (Red State, Tusk: En un lugar de Canadá…, Yoga Hosers). Smith asegura haber buscado siempre la exitosa película de los $100 millones de dólares en taquilla. Mallrats, su primer trabajo de estudio, en teoría iba a conseguir ese nivel, sin embargo se quedó muy lejos: le faltaron $98 millones de dólares, recuerda Smith provocando risas cómo es su costumbre. 

Todo artista con una trayectoria tan larga ha tenido momentos difíciles. Los fracasos, vistos en retrospectiva, suelen ser importantes para lograr esa longevidad. Smith afirma en Clerk que de haber sido sólo cineasta su carrera habría terminado hace muchos años. Fue pionero en crear comunidad con sus fans por medio de Internet –les vendió, por ejemplo, pósters arrumbados tras la decepción taquillera de Mallrats–, consolidó su figura poco a poco. Conversatorios, podcasts, cómics (acompañados de una famosa tienda), libros, caricaturas, juguetes, una liga de hockey callejero y hasta cigarros de mariguana… hoy día, el nombre de Kevin Smith está inmerso en la cultura pop. Y, en el cine, puede filmar cualquier debraye –Tusk: En un lugar de Canadá… (Tusk, 2014) surgió de un podcast con altas dosis de THC– y probar métodos diferentes, como los roadshows para llevar las películas a sus seguidores. 

El documental Clerk –que incluye música de Bruce Springsteen y entrevistas con familiares, colaboradores (Ben Affleck y Stan Lee incluidos) y otras personalidades ligadas a Smith (¡Linklater en plan burlón se roba el show!)– será irresistible para esta legión de fanáticos. Antes de su estreno mundial en el SXSW, platiqué con su director. 

Cinema Inferno (CI): Cuéntanos sobre tu relación con Kevin Smith.

Malcolm Ingram (MI): Lo conocí en 1994, yo trabajaba en la revista Film Threat, él estaba en el circuito de festivales con Clerks. Fue en el Festival de Toronto, en un restaurante francés de lujo… aunque él ordenó hotcakes. Nos llevamos bien inmediatamente, esencialmente éramos dos gordos que crecimos amando a Prince y a los Talking Heads. Hablamos el mismo lenguaje, por eso nos hicimos amigos. 

Gracias a Clerks obtuvo un trato para hacer dos películas de $40 mil dólares. Terminamos haciendo una de ellas: Drawing Flies, que él produjo. Es como un hermano.

CI: ¿Cómo se originó el documental?

MI: Estábamos en Sundance, vimos el maravilloso documental Richard Linklater: Dream Is Destiny (2016). Después de la función le dije: “si vamos a hacer un documental sobre ti, tengo que hacerlo yo”. Eventualmente llegó el momento, empezamos a filmar durante el aniversario 25 de su carrera, una fecha especial. 

Sentí que podía contar la historia de manera correcta, fue complicado porque soy un documentalista que aborda cuestiones queer y sociales, valoro mi integridad. No quería un documental masturbatorio. Quería hacerle justicia al tema por los fans; si bien deseo que esta película llegue al mayor número posible de personas, sé que la audiencia más importante son los fans de Kevin. Ellos han invertido mucho de su tiempo, amor y pasión en él. Ahora es generacional, mamás y papás le presentan las películas de Kevin a sus hijas e hijos. No quería decepcionar a esa gente.

CI: ¿Cómo te aproximaste a la trayectoria del protagonista?

MI: Esencialmente es una cronología. Pudimos filmar más, pero la cosa con el cine documental es que debes estar cómodo con retirarte y decir “he contado la historia que quería”. La culminación de su 25 aniversario fue filmar Jay and Silent Bob Reboot, entonces quería compendiar ese período. Ojalá dentro de 25 años alguien más haga otro documental sobre Kevin partiendo de Jay and Silent Bob Reboot

CI: ¿Cómo recuerdas el cine americano independiente de los 90?

MI: Los 90 fueron increíbles. Trabajé en el Festival de Toronto desde 1990, me encargaba de los pósters de películas. Conocí a Quentin (Tarantino), él quería todos los pósters de John Woo y yo, que era fan de este director, tenía algunos. Entonces me hice amigo de Quentin antes de ver Perros de reserva (Reservoir Dogs, 1992). Cuando la vi, estaba en la misma fila con Quentin, Harvey Keitel y Michael Madsen. La gente que hoy ve Perros de reserva sabe de antemano que es grandiosa, pero verla en el cine sin referencias: ¡wow!  Los 90 fueron notables para el cine en ese sentido, luego tienes también a Paul Thomas Anderson, a Doug Liman con Go (1999).

Soy un bebé de los 70 que maduró en los 90, entonces esas épocas son la piedra angular. Los 90 fue la última vez que la gente no era indiferente, había responsabilidad social. El grunge, Kurt Cobain, estos tipos pensaban y sentían, eran muy conscientes de las cuestiones importantes como los derechos de las mujeres y de los homosexuales. El 9/11 fue un balde de agua fría, la actitud cambió. Pero antes, tan sólo en el cine, fue una época notable y el trabajo de Kevin es una parte muy importante. Ser testigo de esto fue un privilegio y una experiencia increíble. 

CI: Kevin nunca ha logrado un éxito de taquilla masivo, sí una carrera longeva. ¿Qué piensas de este tipo de artistas?

MI: La carrera de Kevin ha sido una montaña rusa, de verdad. Clerks fue un éxito y Mallrats fue un fracaso abismal. Luego Chasing Amy fue exitosa, mientras que Jersey Girl (2004) fue un fracaso rotundo. 

Jersey Girl es un filme grandioso, el corte original antes de que tuvieran que cortar un montón de escenas con J.Lo (Jennifer Lopez). Esto fue por todo el asunto “Bennifer”, a la gente no le gustaba el concepto de J.Lo y Ben Affleck juntos. Ella es una actriz fenomenal. Básicamente fue una película destrozada por actitudes de mierda. Como amigo de Kevin, la gente espera que diga algo así, pero no hombre, yo sé identificar una película de mierda, yo he hecho películas así. Ojalá algún día se pueda ver la versión original de Jersey Girl.

La gente odió Mallrats, los hizo enojar. Mallrats no cambió, sí la actitud de la gente. En su momento Kevin estaba haciendo una película para Universal, se decía que podía ser un éxito al nivel de Animal House (1978), que lo iba a cambiar todo y fracasó. Ahora Mallrats es probablemente la primera película de Kevin que el público ve, le ha dado mucho. Es tan extraño, Mallrats siempre fue divertida, genial, y es interesante pensar que hubo una época en la que la gente la odiaba. 

CI: Kevin se convirtió en un ícono de la cultura pop. ¿Qué piensas de esto?

MI: Kevin siempre dice que él mismo es el fan más grande de Kevin Smith. Cuando llegó el Internet se dio cuenta que la gente quería hablar de sus películas y eso le encantó. Kevin inició el View Askew Board, donde la gente le podía hacer preguntas de su trabajo. Él era feliz, siempre le dio la bienvenida a ese tipo de acercamiento. Antes de eso hablarle a tus fans era considerado bajo, todos estaban por encima de sus fans. Pero a Kevin le ha gustado comunicarse con ellos desde el primer día. Son incontables las veces que he presenciado a personas que lloran cuando lo conocen. Es increíble el profundo impacto que su trabajo ha tenido en la gente. Me hace sentir orgulloso.

CI: ¿Cuáles son las películas esenciales de Kevin Smith?

MI: Si vas a entrar al mundo de Kevin, debes empezar con Clerks. Yo seguiría la cronología, les aseguro que no se van a aburrir, aunque quizás se enojen. Su trabajo es variado, si bien ha creado un mundo, ha abordado relaciones amorosas –incluso homosexuales–, sexualidad, religión, política. Y ha tomado direcciones muy interesantes, como Red State (2011), ¿quién lo hubiera pensado? Me encanta esa película, es fantástica. Tusk: En un lugar de Canadá… es jodidamente loca, pero yo y muchas otras personas pensamos que es grandiosa. Es una filmografía muy divertida y entretenida.

CI: ¿Cómo recibiste la noticia de su infarto?

MI: Fue aterrador. Debía tomar un vuelo a Los Ángeles al día siguiente, pero recibí un mensaje del socio de Kevin. Cuando desperté todo había terminado, estaba bien. Todos los amigos de Kevin revisamos Twitter, incluso antes de contactarlo, sabíamos que él iba a reaccionar en Twitter y lo hizo: desde la cama del hospital mandó un tweet. Tenemos una parte de esto en la película. Es la naturaleza de Kevin.

Kevin ha cuidado seriamente su salud desde ese momento. Mucho se debe a su hija Harley Quinn Smith, quien básicamente lo obligó a seguir una dieta vegana. Basta verlo, luce sano. Le costó mucho trabajo pero lo logró. Estoy orgulloso, ese infarto le cambió la vida.

CI: ¿Cuál será el legado de Kevin Smith?

MI: Su trabajo es su legado. Lo grandioso de Kevin es que su voz sale a relucir en su trabajo. Nos ha dejado una obra variada, interesante, que refleja los tiempos y las actitudes. Kevin ha conmovido a mucha gente. 

En esta industria es difícil quedarse por mucho tiempo. Algunos llegan y se van, algunos regresan. Kevin Smith perduró.