FICUNAM 2020: Chris Fujiwara habla sobre el legado de Jacques Tourneur

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

El cineasta francés Jacques Tourneur es, sin duda, una parte importante de la historia del cine de terror. Principalmente porque fue uno de los directores de la unidad de terror de bajo presupuesto de Val Lewton en RKO Pictures. En los años cuarenta, Tourneur dirigió tres cintas clásicas producidas por Lewton: La marca de la pantera (Cat People, 1942), Yo caminé con un zombi (I Walked with a Zombie, 1943) y El hombre leopardo (The Leopard Man, 1943), notables por ser capaces de generar suspenso y asustar al público sin ser explícitas. Varios años más tarde, Tourneur también dirigió Una cita con el diablo (Night of the Demon, 1957), una obra maestra sobre lo sobrenatural y su ambigua existencia.

Sin embargo, Tourneur fue mucho más que filmes de terror, hizo una gran variedad de películas al cambiar su país de origen por Hollywood. La reciente retrospectiva de Tourneur que el FICUNAM organizó como parte de su décima edición –que tuvo lugar en la Ciudad de México del 5 al 15 de marzo–, fue una magnífica exhibición del amplio oficio del director, con algunas de las películas proyectadas en 35 mm y 16 mm. Westerns (como Tierra generosa o El camino del gaucho), noirs (¡Traidora y mortal en 35 mm!), una película de piratas en technicolor (la memorable Anne, la pirata), una oda al sistema de justicia penal estadounidense (Almas que regresan), películas de la posguerra (El expreso de Berlín y una peculiar copia española de Círculo de peligro), la favorita de Tourneur de su propia filmografía (Estrellas en mi corona) y, por supuesto, los clásicos de terror antes mencionados, fueron parte del programa de FICUNAM que resaltó el legado de Tourneur.

Además, el crítico de cine y programador Chris Fujiwara, autor del libro por excelencia sobre Tourneur (Jacques Tourneur: The Cinema of Nightfall, publicado por primera vez en 1998), asistió a FICUNAM para dictar una clase magistral sobre el director. Entrevisté a Fujiwara un par de días antes de su clase magistral y, por supuesto, el único tema de la conversación fue el cine de Tourneur.

Cinema Inferno: Creo que para muchas personas el primer acercamiento a Jacques Tourneur es por medio de sus películas de terror, tanto las de la época de Val Lewton en RKO Pictures como Una cita con el diablo. En tu caso, ¿cómo te acercaste originalmente al trabajo de Tourneur?

Chris Fujiwara: Exactamente de esa manera. Cuando estaba empezando a interesarme seriamente en las películas, era un adolescente, así que veía muchas películas en la televisión, muchas de terror porque realmente me gustaban.

Así descubrí a Tourneur, creo que vi La marca de la pantera primero, en televisión, y esa película me atrapó. Fue después de eso que pude ver algunas de los otras: Yo caminé con un zombi El hombre leopardo.

Una cita con el diablo, la debo haber visto cuando era muy joven también, cuando tenía 13 o 14 años. Incluso tuve una versión de Una cita con el diablo de 50 pies en 8 mm, tres minutos y medio más o menos, principalmente las tomas del demonio; era de mi propiedad, así que esa película también me debió atrapar.

El documental Val Lewton: The Man in the Shadows (2007), narrado por Martin Scorsese [y parte de la edición de The Criterion Collection de La marca de la pantera], nos recuerda que, en su tiempo, el público gritaba y genuinamente se asustaba al ver las películas de terror de Tourneur y Lewton. Ésas fueron cintas de bajo presupuesto, sin embargo crearon un tipo de terror más psicológico. ¿Cuál fue tu primera reacción al ver esas películas cuando eras muy joven?

No recuerdo que me traumatizaran. Por supuesto, con La marca de la pantera, esa escena con el autobús, Jane Randolph está caminando hacia el parque y luego siente que la están persiguiendo y de repente escuchas el sonido, crees que es el sonido del gato, pero en realidad es el autobús. Esto, por supuesto, siempre conmociona a las personas la primera vez que la ven, creo que incluso hoy en día, así que me debe haber impresionado bastante.

¿Cuál es tu opinión sobre lo que Tourneur aportó al cine de terror? Él era parte de una unidad de bajo presupuesto con Lewton y el mismo crew, pero de una manera más artística y cinematográfica, ¿qué crees que aportó a ese género?

En mi opinión, Val Lewton tenía una sensibilidad muy literaria, estaba interesado en ciertos valores que quizá pertenecían tanto a la literatura como al cine. Así que estaba interesado en crear una especie de versión elevada de la vida cotidiana, quería que los personajes fueran psicológicamente creíbles, quería que las películas se basaran en una realidad reconocible. Eso fue muy importante para Lewton y todas las películas que produjo tenían esto en común, incluidas las que Mark Robson y Robert Wise dirigieron después de que Tourneur pasó a otras cosas; Wise hizo The Body Snatcher (1945), con Boris Karloff, y luego Robson hizo Isle of the Dead (1945) y Bedlam (1946), con Karloff.

Creo que Tourneur, dado que era un gran cineasta, fue capaz de aportar una verdadera fluidez cinematográfica para que coincidiera con las ideas de Lewton sobre el cine. Tourneur fue un excelente director de actores, fue capaz de lograr que atenuaran su actuación. Cuando comparas la actuación en las películas de Lewton en general, pero particularmente en las de Tourneur, con el estilo de actuación de esa época, es mucho más discreta, más naturalista y muy simple. Sobre todo, creo que aportó un gran sentido de la fluidez de una película: cómo mantener las cosas en movimiento, cómo crear una cadena de imágenes que van de una a otra sin problemas y, al mismo tiempo, con una especie de suspenso, una amenaza subyacente en ellas. Tourneur también tenía un maravilloso sentido del diseño visual. Pienso que Tourneur aportó todo esto.

Tourneur habló mucho sobre lo sobrenatural en sus entrevistas, porque creía en ciertos aspectos de lo sobrenatural. Creía que había mundos paralelos; el mundo en el que vivimos nuestra vida normal, generalmente nos parece ser el único mundo, pero Tourneur creía que el pasado todavía existía en un plano paralelo y que el futuro también existía en otro plano paralelo, y que de vez en cuando era posible para nosotros acceder a estos otros mundos. Creo que algunos de sus filmes, especialmente Una cita con el diablo, son realizaciones de este tipo de concepción.

También dijo, muy claramente, que no le gustaba el término “película de terror” y que no pensaba que estaba haciendo películas de terror. Él dijo que estaba haciendo películas sobre el miedo, estaba muy interesado en la psicología del miedo, estaba interesado en por qué las personas tienen miedo, por qué les gusta tener miedo, ¿qué es aterrador? era una pregunta interesante para él. Creo que incluso tenía una idea de la importancia política del miedo, que el miedo podía ser una forma de ejercer poder sobre otras personas, como lo hacen los gobiernos, por ejemplo. Creo que Tourneur era muy consciente de eso y también hay una sensación de esa noción en algunas de sus películas.

Tourneur consideró que estaba haciendo películas sobre el miedo y sobre lo sobrenatural, él rechazó el terror. Por supuesto, mucha gente dijo eso, creo que Terence Fisher dijo lo mismo, no le gustaba que las llamaran películas de terror.

Hablando de tu libro sobre Tourneur, Jacques Tourneur: The Cinema of Nightfall, ¿por qué pensaste que era necesario explorar el mundo de este cineasta en particular?

Te conté antes sobre mi adolescencia cuando vi las películas de terror de Tourneur. Más tarde, cuando comencé a escribir más sobre cine y a pensar más sobre el cine de diferentes maneras, pude ver muchas otras películas de Tourneur y me interesé mucho en él. Esto habría sido durante los años noventa; en ese momento no había un libro en inglés sobre Tourneur, había un número especial de una revista francesa llamada Caméra/stylo que trataba sobre Tourneur.

La historia de cómo Tourneur llegó a ser apreciado es un poco particular. Muchos de los directores de Hollywood fueron defendidos por escritores como Manny Farber y más tarde Andrew Sarris, así fue que cineastas como Don Siegel, Samuel Fuller y Anthony Mann fueron descubiertos y prácticamente establecidos como autores, no sólo en Francia, que había hecho el descubrimiento inicial, sino también en Estados Unidos y Reino Unido. Eso había sucedido en los años sesenta, pero Tourneur fue ignorado en cierto modo, incluso un poco en Francia, aunque a finales de los sesenta, en parte gracias a Pierre Rissient y a otras personas como Serge Daney, Tourneur comenzó a ser más conocido y la gente empezó a escribir sobre él.

Incluso en los años noventa, Tourneur, aunque no era una figura completamente olvidada, sí era una figura desatendida. Hubo una retrospectiva de Tourneur en el Festival de Cine de Edimburgo en la década de los setenta, creo que en 1975, se publicó un libro corto en relación a este evento. Había cierta conciencia sobre Tourneur pero, como dije, no existía un libro real en inglés. Entonces pensé, esto es algo interesante, me gustaría trabajar en esto. Originalmente pensé que lo pondría en el contexto de otros directores europeos que trabajaron en Estados Unidos, en el llamado período clásico del cine de Hollywood, como Fritz Lang y Jean Renoir. Luego decidí hacerlo sólo de Tourneur y me alegro de ello.

Creo que casi todas las películas de Tourneur son interesantes, incluso los cortometrajes, que eran completamente desconocidos para mí. Tuve que desenterrarlos, quiero decir, no fue difícil, pero me puse en contacto con Turner Classic Movies, propietaria de los cortos, y les dije “¿podría verlos?”. De hecho, me hicieron copias en VHS de todos los cortos, fue muy amable de su parte. Así los vi y, más tarde, se transmitieron en TCM para que la gente pudiera verlos. Luego pude ver algunos de los trabajos de televisión que hizo, que eran muy difíciles de acceder pero algunos se podían ver en la Biblioteca del Congreso o en el Archivo de Cine de la UCLA. Casi todo lo que dirigió Tourneur es interesante.

Estás diciendo que Tourneur estaba casi olvidado en los años noventa. En 2020, La marca de la pantera es parte de The Criterion Collection, cineastas como Scorsese han estado hablando de él, obviamente está tu libro y ahora la retrospectiva en FICUNAM. ¿Qué opinas sobre cómo se percibe Tourneur hoy en día?

Tourneur definitivamente ha llegado a ser más apreciado en los últimos 20 años. Ha habido más retrospectivas, Lincoln Center en Nueva York hizo una retrospectiva a principios del nuevo milenio, hubo una gran retrospectiva en Locarno y luego en la Cinémathèque française hace tres o cuatro años, aquí en FICUNAM y en otros lugares. Creo que la gente lo conoce mejor ahora y eso se debe en parte a que muchos cineastas han estado hablando de él porque les interesa: Pedro Costa y Apichatpong Weerasethakul, por ejemplo. Se ha escrito más sobre él. Es muy emocionante.

También es interesante que Tourneur es muy especial en relación con el cine de Hollywood. Directores como los que mencioné, Don Siegel o Anthony Mann, ayudaron a definir los géneros en los que trabajaron, sus obras son clásicos dentro de esos géneros, el thriller, el western. Con Tourneur, creo que está un poco en la parte lateral de los géneros, realmente no pertenece a la corriente principal de los géneros estadounidenses, de la historia del cine americano. Es una figura muy individual.

¿Crees que merece ser más reconocido como director de westerns o de cine negro?

Tal vez. Valoro mucho sus westerns, Tierra generosa (Canyon Passage, 1946) es una de sus obras maestras. Stranger on Horseback (1955), Wichita (1955), Great Day in the Morning (1956) quizá no sean grandes películas, pero ciertamente al menos son muy buenas e interesantes. Creo que las películas de Tourneur obtienen mucha fuerza al estar un poco separadas, es una buena situación para él.

En cierto modo, es una reafirmación de la posición que tenía cuando estaba trabajando, alguien que desde el exterior parecía ser un director típico, no en el nivel comercial superior, no en el nivel comercial inferior, sino alguien en el medio que podía hacer todo tipo de películas; así fue como los productores lo veían en Hollywood, lo usaron de manera intercambiable, probablemente con personas como Stuart Heisler, había varios directores en ese nivel. Pero Tourneur fue capaz de hacer lo suyo, era algo así como un contrabandista, podía contrabandear sus ideas, su propia forma de pensar sobre el cine, el miedo, etc., podía hacer lo que quisiera dentro de estas películas bastante discretas.

¿Cuáles son las películas esenciales de Tourneur y también aquellas que fueron tus principales descubrimientos durante la investigación para el libro?

Creo que las esenciales de Tourneur son las tres películas de Val Lewton (La marca de la pantera, Yo caminé con un zombi y El hombre leopardo), Tierra generosaTraidora y mortal (Out of the Past, 1947), Estrellas en mi corona (Stars in My Crown, 1950) y Una cita con el diablo. Eso sería básicamente lo esencial.

Los filmes que fueron descubrimientos increíbles para mí cuando los vi por primera vez, mencionaría Experiment Perilous (1944), una especie de historia gaslight sobre un marido malvado y una esposa perseguida. Es una película bastante interesante.

Easy Living (1949), su película sobre un jugador de fútbol americano que descubre que tiene un soplo cardíaco y que necesita dejar de hacer deporte, de lo contrario podría morir; es una cinta bastante impresionante. Anne, la pirata (Anne of the Indies, 1951), El camino del gaucho (Way of a Gaucho, 1952), estos fueron descubrimientos para mí cuando los vi por primera vez para escribir el libro, pensé que eran bastante sorprendentes. Appointment in Honduras (1953), Wichita, Great Day in the MorningCírculo de peligro (Circle of Danger, 1951). Incluso una película llamada The Fearmakers (1958), que quizás subestimé en mi libro, es bastante interesante.

Cualquiera que realmente se interese en Tourneur por medio de sus películas más conocidas, va a querer ver todos estos filmes, porque todos tienen algo increíble.

En esta retrospectiva en FICUNAM hay varias películas de Tourneur en celuloide, 35mm y 16mm. ¿Crees que es importante mantener vivo el cine en su formato original?

Es absolutamente esencial. Creo que un DCP bien hecho, si se hace con cuidado, puede estar bien, puede darnos una representación bastante buena de la película. No estoy necesariamente en contra de los DCP, sería estúpido estar en contra porque no podemos resistirlo, es la norma. Pero como muchas personas, creo que hay algo especial en ver una copia en 35mm proyectada, es difícil hablar de ello porque no quiero convertirlo en un fetiche. Soy una de esas personas que, si hay una retrospectiva, miro el catálogo y veo las que van a estar en 35mm o 16 mm y cuales en DCP; los DCP, sé que puedes verlos después, así que no voy a hacer de ellos una prioridad, pero voy a tratar de ver las que se están proyectando en celuloide. Es esencial que los archivos conserven estas copias en cine y es esencial que se muestren de vez en cuando para que la gente las vea, como se está haciendo aquí.

KING COHEN: El maravilloso retrato de un cineasta salvaje

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

Al introducir King Cohen: The Wild World of Filmmaker Larry Cohen (2017) en Fantastic Fest 2017, el legendario guionista/director/productor Larry Cohen, quien falleció apenas el pasado 23 de marzo de 2019, dijo que filmar como lo hacía en su tiempo ya es prácticamente imposible hoy en día, sobre todo después de los atentados terroristas del 9/11. Este comentario seguramente resultó extraño para algunos –¿qué tiene que ver la filmación de una película con un atentado terrorista?–, sin embargo al ver el documental quedó claro a lo que se refería Cohen y su aserción no fue para nada exagerada.

Luego de indagar en los orígenes de Cohen –aprendemos que originalmente quería ser comediante y que luego trabajó varios años escribiendo programas de televisión– el documental de Steve Mitchell toma una ruta sencilla en cuanto a estructura, similar a lo que hicieron Noah Baumbach y Jake Paltrow en su filme sobre Brian De Palma (De Palma). Esto quiere decir que King Cohen: The Wild World of Filmmaker Larry Cohen es esencialmente un resumen que va abordando las cintas de Cohen cronológicamente, enfocándose casi exclusivamente en las producciones que dirigió, ya que su larga trayectoria como guionista pasa a segundo plano.

No se necesita más para que el resultado sea un documental extremadamente divertido, que sin duda le hace justicia al legado de Cohen. Los entrevistados van de colaboradores usuales de Cohen –como Fred Williamson (Black CaesarHell Up in HarlemOriginal Gangstas) y Michael Moriarty (QThe StuffA Return to Salem’s Lot)– a colegas que siempre lo han admirado, tanto contemporáneos (Martin Scorsese, John Landis, Joe Dante) como más jóvenes (Mick Garris, J.J. Abrams).

La esencia de Cohen está perfectamente capturada y, sin duda, es un verdadero deleite escuchar esas historias que retratan a un cineasta salvaje, dispuesto a todo en pro de sus filmes. Así se entiende que un obrero intrépido del cine como Cohen perteneció a otra época, pre 9/11: él solía filmar sin permisos oficiales y sin avisarle a nadie en lugares públicos como un aeropuerto, las calles de Nueva York (donde la gente llegó a pensar que los asaltos de la película eran reales), y hasta la casa del otrora director del FBI, J. Edgar Hoover.

Verdadero cine de guerrilla, que a su vez respetaba a artistas del pasado (Cohen trabajó con leyendas como el compositor Bernard Herrmann, el director Samuel Fuller y la actriz Bette Davis), se basaba en ideas absurdas que no cualquiera se atrevería a filmar, y lograba hacer comentarios sociales.

Queda claro que películas como It’s Alive (1974) y The Stuff (1985) tienen un gran base de seguidores, pero no sólo eso: como la de Roger Corman o Lloyd Kaufman, la prolífica filmografía de Cohen se merece un lugar en la historia del cine aunque muchos lo quieran negar. Aquí encuentran una clase magistral de cómo hacer las películas que te apasionan, de forma rápida y sin dejar a un lado la visión comercial.

Bonus: Entrevista con Steve Mitchell, director de King Cohen

Cinema Inferno: ¿Cuál fue el principal objetivo del documental?

Steve Mitchell: Tuve un par de objetivos. Uno era celebrar una carrera verdaderamente única. Larry trabajó en televisión mainstream, decidió hacer sus propias películas, continuó laborando en televisión, escribió guiones… nadie hace eso. Larry dijo que John Cassavetes lo hacía, porque actuaba en películas comerciales para poder pagar sus propias películas. Entonces yo quería celebrar el hecho de que Larry hizo algo que casi nadie más: ir de ida y vuelta a voluntad. Eso me llamó la atención porque en los viejos tiempos, no tanto en la actualidad, si eras un tipo de televisión o que trabaja con presupuestos bajos, te quedabas estancado ahí.

El otro objetivo era celebrar a un tipo con una gran mente creativa y una voluntad muy fuerte para hacer las cosas de la manera en la que creía que se tenían que hacer. Quería hacer una película interesante sobre un tipo interesante; creo que eso es siempre la clave para cualquier cinta, ya sea si es ficción o documental: tienes que tener a una estrella interesante. Yo tuve suerte porque Larry tiene una gran carrera y también es un personaje interesante.

¿Cuál fue el principal reto para lograr que Larry se abriera y contara sus historias?

Afortunadamente no tuve que forzar nada. Hicimos cuatro sesiones con él y después de la primera surgió un chiste: dije que simplemente lo podíamos sentar en una silla, prender las luces y apretar el botón de grabar en la cámara, y luego nos podíamos ir a desayunar por tres horas y yo les garantizaba que regresando, él iba a seguir hablando. Gracias a Dios, Larry tenía historias en abundancia. Para un cineasta como yo fue fantástico tener a un protagonista que es constantemente interesante y entretenido.

Sobre los otros entrevistados, ¿fue complicado acercarse a gente como Martin Scorsese y John Landis?

Landis fue relativamente fácil. Cuando haces un documental como King Cohen: The Wild World of Filmmaker Larry Cohen, se trata de ajustar agendas, ver si están disponibles, si están en la ciudad. Eso no es difícil pero algunas veces es complejo.

La historia de Scorsese es muy interesante. Nos pusimos en contacto con su oficina y literalmente les preguntamos por meses si estaba listo. En ese momento, él estaba listo para ir a Taiwán y filmar Silencio (Silence, 2016), pero también se preguntaba por el documental de Larry Cohen. El tiempo se estaba agotando. Yo me hubiera subido a un avión para ir a Nueva York, hubiera hecho cualquier cosa, pero él sugirió que le mandara las preguntas y que uno de sus trabajadores lo grabara; le mandé 30, respondió una docena. Entonces la gente me pregunta, “¿cómo es Scorsese?” ¡No lo sé! Pero obviamente es un fan y tiene una relación personal con Larry, gracias a Bernard Herrmann.

Hubo algunas personas que no pudimos entrevistar. Yo quería hablar con Joel Schumacher [director de Enlace mortal] pero no estaba disponible. Intenté contactar a Tony Lo Bianco [protagonista de God Told Me To] pero no se concretó. Sharon Farrell [actriz de It’s Alive] iba a hablar con nosotros pero cambió de opinión. Pero estoy muy contento con el reparto que tenemos. Yaphet Kotto [protagonista de Bone] nunca da entrevistas, pero lo hizo porque ama a Larry. Tuvimos que cazar a Michael Moriarty [protagonista de The Stuff y Q, entre otras] porque está en Canadá en un exilio auto impuesto. Obvio que teníamos que tener a Fred Williamson [protagonista de Black Caesar y Hell Up in Harlem, entre otras]. Fred, Moriarty y Yaphet fueron la clave.

Por otro lado, algunas veces simplemente te encuentras a las personas. Me topé a Robert Forster [actor de Original Gangstas] en Los Ángeles y le pregunté si estaría interesado en hablar sobre Larry Cohen; él le habló a Larry para confirmar y luego habló con nosotros. Eric Roberts [protagonista de The Ambulance] fue muy divertido, pero nunca sabes.

Larry es un cineasta prolífico, entonces ¿cómo decidiste que el documental tenía que enfocarse en su trabajo de director?

Bueno, está enfocado en su carrera creativa primeramente. Usamos la cronología de su carrera como nuestra columna vertebral, porque no hay guión; escribimos la película en el cuarto de edición. Ahí le dije a mi editor que usáramos la cronología, pero todo lo que incluyéramos tenía que tener una razón.

La secuencia de It’s Alive, por ejemplo, tiene que ver con su colaboración con Rick Baker y, por supuesto, con Bernard Herrmann. Espero que cada secuencia revele algún aspecto de Larry. Editamos la secuencia de A Return to Salem’s Lot (1987) tres veces porque no funcionaba del todo; la película no es una de mis favoritas pero lo interesante es la participación de Samuel Fuller y su relación con Larry.

Similar al caso de Bette Davis y Wicked Stepmother (1989).

El capítulo de Bette Davis… las intenciones de Larry fueron espectaculares, cálidas y decentes, por el hecho de que él ama a las estrellas de cine. Pero todo esto explotó en su cara, y aún así buscó una manera para que funcionara. Esa secuencia muestra que le importaba su trabajo.

Cuando haces un largometraje, no es sobre las historias sino que al final del día, estás creando un retrato de alguien. Cada capítulo tiene ciertos colores para crear el retrato. Ese fue nuestro motor principal.

¿Cuáles son los filmes esenciales para conocer a Larry Cohen?

Eso es subjetivo, pero ¿qué demonios? Tú me preguntaste, entonces te lo diré.

Creo que Q (1982) es la más esencial porque muestra muchas de sus facetas, sus ideas locas y su osadía como cineasta de guerrilla. Michael Moriarty da la mejor actuación de su carrera. También es una gran película de Nueva York; yo soy de ahí y lo neoyorquino de la cinta es grandioso. De igual forma es un filme de monstruos, crimen callejero, detectives… eso es la clave con las películas de Larry, nunca son sólo sobre una cosa.

The Ambulance (1990) es otra esencial. Pienso que es simplemente disparatada, pero la amo. It’s Alive es muy significativa. Bone (1972) es interesante porque si hubiera sido un éxito, la carrera de Larry sería diferente, más cercana a la de un dramaturgo.

¿Cuál es el lugar de Larry Cohen en la historia del cine?

Larry se merece estar en la cima de los cineastas independientes. Roger Corman es famoso e hizo muchas películas, pero yo trabajé con él y sé que dirigió todas esas películas para ahorrarse dinero; Corman siempre fue más un productor. Larry, por su parte, siempre fue una fuerza creativa.

¿Es uno de los grandes directores de clase A? No lo creo, pero es un cineasta único, idiosincrásico, con una voz distintiva, que hizo películas de una manera atrevida y arriesgada. Creo que se merece algo de reconocimiento y por eso hice este documental.

Versiones diferentes de estos textos fueron publicadas originalmente en Mórbido.