SXSW 2021: WE ARE AS GODS, documental sobre el hombre que quiere revivir al mamut

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

Varias de las producciones seleccionadas para la edición 2020 del SXSW, cancelada por la pandemia de la COVID-19, serán rescatadas y presentadas este año. Una de ellas es el documental We Are As Gods (2021), participante de Spotlight 2020. 

La película se enfoca en Stewart Brand, un hombre fascinante cuya principal obsesión actual es la des-extinción. Brand apoya la idea de traer de regreso a varias especies extintas y restaurar ecosistemas. Su proyecto más ambicioso involucra al mamut lanudo, una especie cercana (el elefante asiático) y tecnología para la edición genética. La increíble teoría afirma que el “renacer” de los “mamuts” podría contrarrestar las alarmantes consecuencias del calentamiento global en la región de Siberia. 

En We Are As Gods, los documentalistas Jason Sussberg y David Alvarado abordan el proyecto de Brand y compañía, incluso lo acompañan a Siberia. Al mismo tiempo, ponen los reflectores en personas, a veces cercanas a Brand, que cuestionan la noción de la des-extinción. En un punto, por ejemplo, hacen la referencia cinéfaga obligada al clásico Parque Jurásico (Jurassic Park, 1993), donde ciertamente “jugar a ser Dios” trae consecuencias desastrosas.

We Are As Gods es un retrato completo de Brand, quien es un influyente visionario. Al inicio es descrito como una suerte de Zelig (Woody Allen) o Forrest Gump (Tom Hanks), porque ha estado involucrado en varios capítulos importantes de la historia moderna. En los años sesenta, Brand vivió en San Francisco, California, donde fue parte de los Merry Pranksters, amigos y seguidores de Ken Kesey (escritor de One Flew Over the Cuckoo’s Nest). Época de apogeo de las drogas psicodélicas (Can you pass the acid test?) y la música de Grateful Dead, del desarrollo de la contracultura y el movimiento hippie. 

Brand contribuyó al crecimiento de la conciencia ambiental: presionó para que una foto de la Tierra completa, tomada desde el espacio, fuera publicada por primera vez (Why haven’t we seen a photograph of the whole Earth yet?). También creó la publicación Whole Earth Catalog, una famosa fuente de información considerada “el Google de su época”. Admirado por Steve Jobs, Brand siempre tuvo fascinación por la tecnología y sus aportes fueron determinantes en la revolución de la computadora personal. Hoy todavía piensa a futuro, está concentrado en la construcción de un reloj que dure 10 mil años y, claro, en posibilitar que en varios cientos de años los mamuts vuelvan a caminar sobre el planeta. 

Antes del estreno mundial de We Are As Gods en SXSW 2021, los directores Sussberg y Alvarado nos compartieron sus reflexiones sobre Brand, las drogas, el cambio climático, los avances científicos, y la des-extinción.

Cinema Inferno (CI): ¿Por qué hacer documentales sobre ciencia, tecnología y personas que piensan en un futuro lejano? 

Jason Sussberg (JS): El interés en la ciencia y tecnología te dirige naturalmente a las ideas futuristas. Es una disciplina diferente a la historia o las ciencias sociales, estas tienden a mirar hacia atrás. La ciencia y tecnología son sobre nuestro mundo pero tienen un pie en el futuro. Lo más interesante es la ciencia vanguardista, usar la tecnología para cosas extraordinarias: extender la vida o traer de vuelta animales extintos. 

Nos encanta la frase de Arthur C. Clarke que compara la ciencia con la magia. Podemos volar en aviones, usar un teléfono celular o estar en una llamada de Zoom. Es una habilidad mágica, extraordinaria, cercana a la telepatía, aunque más bien es telepresencia. Todo gracias a la tecnología, a científicos y físicos que trabajaron arduamente, cimentando el camino para que los tecnólogos pudieran construir productos asombrosos. 

Este mundo nos atrae, pero no sólo por la tecnología, sino por los protagonistas y sus historias emocionales. Nos interesan las personalidades carismáticas al centro de estas habilidades extraordinarias.

David Alvarado (DA): Como cineastas también nos preocupa que la ciencia juegue un papel en la democracia, no puedes tener una democracia sana sin una población con conocimientos científicos. Por eso es importante contar este tipo de historias.

CI: ¿Cómo concibieron We As As Gods?

JS: He sido fan del trabajo de Stewart Brand desde hace mucho tiempo, leí uno de sus libros cuando tenía 18 años, también me topé con un viejo Whole Earth Catalog. Para cuando terminamos The Immortalists (2014) – dedicado a la extensión de la vida y los científicos que quieren vivir para siempre–, Stewart lanzó el proyecto de la des-extinción. Cuando leí sobre eso pensé: ¡demonios! Van a traer de vuelta animales extintos, ¡es como Parque Jurásico

En 2013, publicamos en la revista Time un video sobre Stewart y el movimiento de la des-extinción. Después le preguntamos si podíamos hacer un documental sobre él, pero rechazó la idea. Entonces nos concentramos en Bill Nye: Science Guy (2017) y luego volvimos a Stewart.

Viajamos a Skywalker Sound en el Norte de California para mostrarle Bill Nye: Science Guy a Stewart. Tomamos un tour por el lugar, luego no pudimos ver la película porque estaban usando la sala para Star Wars: Los últimos Jedi (Star Wars: Episode VIII – The Last Jedi, 2017). Para matar el tiempo, terminamos bebiendo vino y cenando en una locación hermosa, logramos conocernos. Eventualmente Stewart vio el documental y le gustó, corte a: volvimos a proponer hacer un filme con él y dijo que sí.

DA: Stewart ha sido una suerte de ermitaño, no le gusta salir y buscar a la prensa. Eso explica su desinterés inicial en la película. Ahora tiene más de 80 años, estaba listo para reflexionar sobre su vida y qué piensa la gente de su carrera. Por ejemplo, John Markoff, el escritor de tecnología para el New York Times, está trabajando en su biografía. 

No ha existido mejor momento: uno de sus mejores y más urgentes proyectos es la des-extinción, miles y miles de especies mueren por la influencia de la humanidad en el medio ambiente. ¿En qué momento empezamos a ser conscientes y a revertir las acciones? Si el dodo se extingue, ¿cuál es la responsabilidad de la humanidad para revertir una acción que nosotros mismos provocamos? No es una pregunta que We Are As Gods conteste, el documental la plantea. Deseamos que la audiencia siga hablando del tema después de ver la película: ¿cuál es el papel de la humanidad en reparar el daño ocasionado al medio ambiente?

CI: En época de documentales unilaterales, ¿por qué era importante mostrar ambos lados del debate de la des-extinción?

JS: El no tomar partido no es por un balance periodístico o la búsqueda de objetividad. Se debe a que la vida no es simple, no es blanco o negro, a favor o en contra. La gente más ruidosa está en Twitter, argumentando apasionadamente, pero en la vida real todos tenemos matices: si vivimos en las zonas grises, el cine debe vivir en las zonas grises.

Una de las razones por las que abordamos estos temas importantes y atrevidos, como la extensión de la vida, una personalidad como Bill Nye o la des-extinción, es porque son increíbles y fascinantes, merecen ser discutidos. Si vamos a vivir miles de años, ¿no deberíamos explorar lo que eso conlleva? Si vamos a traer de vuelta a un mamut lanudo, no sólo es decir “sí, hagámoslo” o rechazar la idea. Estas cuestiones merecen un “juicio” por medio del cine, el debate y el diálogo. 

CI: A nivel personal, ¿de qué lado del debate están?

DA: Debemos desarrollar maneras para prevenir y revertir la extinción de algunas especies. Si te importa la conservación, si te importa el hecho de que quedan muy pocos rinocerontes blancos o hurones de patas negras, me parece grandioso usar la tecnología para la diversidad de la reserva genética de los animales que quedan y así prevenir su extinción. Se hizo con el cóndor de California. 

¿Debemos traer de vuelta a los mamuts lanudos? Es una pregunta interesante. Sería asombroso ver a un mamut lanudo. Si alguien lo trae de vuelta, lo deja en libertad y tiene una vida feliz, sin ser maltratado, sin duda tomaría una avión para ir a verlo. Pero no tengo una opinión sobre si esto es lo más importante hoy en día. Ciertamente es un proyecto fascinante.

CI: ¿Qué piensan del uso recreativo del LSD y otras drogas? Un notorio científico y profesor usa heroína regularmente. 

JS: Estás hablando de Carl Hart, de hecho lo entrevistamos hace unas semanas. Él usa heroína actualmente, habla de los beneficios de las drogas.

DA: No recomendaría a los niños usar LSD, pero definitivamente es interesante cómo puede abrir tu mente de diferentes maneras. Como cualquier otra droga, no se debe abusar, pero me fascina el uso de drogas en adultos y lo que pueden lograr: expandir la mente.

JS: En el caso de Stewart, si miramos lo que estaba haciendo entonces (los 60), lo interesante es que empezó a consumir LSD cuando estaba aprobado por el estado. Había todo un movimiento, los psiquiatras le daban esta droga a la gente, no sólo a los enfermos que necesitaban medicina, también a la gente “sana y normal” para ver si les ayudaba a mejorar su creatividad. Y sí lo hizo, entonces se “escapó del laboratorio”, lo empezaron a usar culturalmente, se volvió habitual en la contracultura. 

Hoy hay un renacimiento pero no por medio de la contracultura, más bien de la mano de gente como Michael Pollan, que ha escrito libros sobre cómo cambiar tu mente. También es promovida por podcasters como Tim Ferriss, de hecho financió estudios serios en Boston para tratar la depresión. Me parece algo bueno.

Como diría Stewart: las drogas son una tecnología. Las podemos usar para ayudar a las personas, incrementar su creatividad y convertirse en dioses. Es el punto de nuestro documental: tenemos la habilidad de Dios, absolutamente el LSD aumenta la habilidad para romper las barreras de nuestra propia percepción. Es maravilloso, las drogas son maravillosas, ese debería ser tu titular… bromeo, no lo hagas (risas).

CI: ¿Qué opinan de cómo se habla del cambio climático?

DA: El cambio climático es una de las cuestiones más importantes hoy. La des-extinción de animales para ayudar a combatir las emisiones de carbono, es interesante. Probablemente disminuir el ritmo de nuestras emisiones de carbono no es suficiente, eso dicen los científicos. Entonces, es tiempo de empezar a tratar de revertirlo de alguna manera.

La geoingeniería solar y la captura de carbono, se están convirtiendo en parte de la solución, también tratar de balancear los ecosistemas, especialmente cuando sufrieron errores humanos. Para mí, es claro: si parte de tu casa se incendia, tienes que apagar el incendio y luego reparar los daños. Sé que es más complicado, pero es una analogía de lo que gente como Stewart está diciendo. Tiene sentido, nos estamos moviendo en la dirección correcta.

CI: Stewart Brand fue vital en la revolución de la computadora personal. ¿Qué tan importante es introducirlo a nuevas generaciones? 

JS: En los años ochenta, incluso en los setenta, las computadoras eran vistas como frías, hostiles, cosas de corporaciones, de IBM. Stewart logró tomar algo que no tenía un ángulo personal y crear un aura de que esta nueva tecnología ayudaba a la gente: en lugar de ser el gran opresor y la fuerza esclavizante, la tecnología puede ser liberadora en las computadoras personales. Algunos entrevistados nos dijeron que esa expresión, de la computadora personal, la PC, se dio gracias a Stewart, porque la primera vez que apareció impresa fue cuando Stewart escribió para Rolling Stone la idea de que las computadoras iban a llegar a la gente. Fue realmente un grito de guerra, podías usar esta nueva tecnología para empoderar a la gente, podían escribir sus propios libros, tener un estilo de vida de “hazlo tú mismo”, “codificar” su propia existencia. 

Actualmente, la tecnología se ha excedido, Silicon Valley ha creado una cultura IBM renovada que nos está esclavizando. Facebook es el nuevo IBM. Google tenía una frase de no hacer mal y ahora están haciendo todo lo contrario. Nosotros esperamos que una nueva generación de hackers y codificadores miren atrás, a los padres fundadores de su industria: Stewart, Kevin Kelly y otros padres de las computadoras personales, para usar la nueva tecnología como liberador, tal vez blockchain logre capturar ese espíritu. Hay un público hambriento buscando esa vibra de información libre, usar herramientas para la satisfacción espiritual y personal, lejos de la opresión a lo IBM de hoy. Ojalá la nueva generación pueda ver We Are As Gods, ojalá los nuevos techies estén aprendiendo sobre sus orígenes y las posibilidades para el futuro.

Far East Film Festival 2020: THE CAPTAIN, un complaciente blockbuster chino

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

Aunque obviamente todo puede suceder cuando abordamos un avión, los incidentes aéreos no han dejado de ser algo extraordinario. En consecuencia, el cine narrativo siempre le ha puesto atención a este tipo de historias que esperamos nunca vivir en carne propia, encontrando en ellas tanto la singularidad como la tensión necesaria para enganchar a la audiencia.

Tan sólo entre junio y julio del presente año tres películas sobre contratiempos aéreos han emergido: Street Survivors: The True Story of the Lynyrd Skynyrd Plane Crash (2020), la versión no autorizada de la tragedia que terminó con la primera encarnación de la legendaria banda de rock sureño; 7500 (2019), original de Amazon Prime con Joseph Gordon-Levitt como un piloto que tiene que lidiar con un grupo de terroristas musulmanes; y The Captain (2019), esta última descrita por el Far East Film Festival como “la respuesta china a Sully: Hazaña en el Hudson (Sully, 2016)”.

Esa película, dirigida por la leyenda viva Clint Eastwood y protagonizada por Tom Hanks y Aaron Eckhart, es la adaptación de la historia real sobre el forzoso y arriesgado aterrizaje que el piloto americano Chesley Sullenberger hizo en pleno río Hudson, luego de que, insólitamente, una parvada destrozó los motores del avión que capitaneaba. Milagrosamente, nadie perdió la vida esa tarde de enero de 2009.

La historia igualmente verídica en la que está basada The Captain de Andrew Lau (cineasta mejor conocido en occidente por la trilogía de Infernal Affairs, inspiración para Los infiltrados, de Martin Scorsese) es similar al milagro del Hudson: en mayo de 2018, durante un vuelo comercial con rumbo a la región del Tíbet, parte del parabrisas de la cabina del avión se quebró, provocando la pérdida de presión y que el copiloto se saliera parcialmente por la ventana. La crisis se potenció porque estaban volando sobre una zona montañosa y por las condiciones climáticas (había una tormenta); entonces el piloto chino Liu Chuanjian se vio forzado a atravesar la tormenta para llegar a otro aeropuerto y lograr el aterrizaje de emergencia. Increíblemente, en este caso tampoco hubo pérdidas humanas que lamentar.

El filme de Eastwood explora lo que sucedió después del “milagro”, cuando se empezó a cuestionar oficialmente a Sullenberger. Más allá de la secuencia en el avión (que aparece en forma de flashback), el conflicto central está en la interrogante: ¿Sullenberger hizo lo correcto y es un héroe genuino o su carrera está arruinada porque una decisión errónea puso en riesgo la vida del crew y de los pasajeros? Para Eastwood también es importante hacer énfasis en la precisa respuesta desde varias trincheras que garantizó el rescate de la gente estando ya en el río; siendo esto un homenaje fílmico a los ciudadanos de Nueva York, ciertamente con el eco del 9/11 en todo momento.

Si bien en la ejecución de The Captain podemos encontrar algunos paralelismos con Sully: Hazaña en el Hudson, estamos ante algo muy diferente. De hecho, dentro de su propia narrativa se mezclan diversos tonos. Lau parece que se apegará al tenor realista de acuerdo a los primeros minutos, cuando nos adentra a lo que sucede antes de un vuelo desde el punto de vista del capitán (sobriamente interpretado por Hanyu Zhang), la tripulación y el personal de las torres de control: así vemos, por ejemplo, cómo el crew revisa que todo esté en orden mientras los pasajeros aguardan el abordaje. Una vez en el aire, la película mantiene un tono ameno, hay tiempo para ponerle rostro a algunos de los viajeros (entre los más distintivos están un tipo soberbio que es grosero con las azafatas y un viejo veterano de guerra que visitará a sus colegas caídos) y para algunas interacciones de índole más personal entre el personal, aunque en realidad todo esto queda en el fondo.

Naturalmente Lau nos dirige a ese inusual momento de vida o muerte. The Captain se asume como un blockbuster grandilocuente, el ritmo se acelera, lo cual es obvio, pero aún así la ejecución es un tanto desconcertante y toma un minuto acostumbrarse a lo que estamos viendo en pantalla: el copiloto casi saliéndose por completo de la cabina, el piloto tratando de asimilar la intensidad de la situación, las azafatas “flotando” en el pasillo del avión… todo con efectos digitales con un nivel por debajo a lo que nos tiene acostumbrados Hollywood y, por ende, con un dejo de la desmesura (en ocasiones risible) del cine de serie B.

A pesar de que por momentos parece que habrá algo más para acompañar al conflicto principal –por ejemplo se introduce a un grupo de entusiastas de la aviación que están siguiendo de cerca las noticias sobre la emergencia y existen diversas tomas que nos muestran que, como en Nueva York durante Sully: Hazaña en el Hudson, también en China las autoridades estaban preparadas para ayudar en lo posible–, finalmente tampoco sucede algo relevante con esto. La clave aquí sólo está en el aire y ahí se gesta un producto con altibajos.

Por un lado no se puede ignorar cuándo raya en lo sermoneador para que los pasajeros y nosotros como audiencia entendamos la gran profesionalidad con la que laboran las tripulaciones aéreas (hay también guiños al gobierno chino). Tampoco el aspecto sensiblero que por un momento hace que la hija del capitán se aparezca en su mente durante el incidente. Ni que decir del tono híper heroico y de los enormes obstáculos (los relámpagos de la tormenta de tono morado, un ejemplo) cuya representación en pantalla parece sacada de una película de superhéroes de Hollywood pero de presupuesto no tan lujoso (esos efectos digitales “subdesarrollados” a los que ya me referí son una constante). The Captain sí entretiene y en general es efectivo como el blockbuster complaciente por excelencia en el que un grupo de héroes (aquí encabezados por el piloto) se erigen para salvar el día ante la creciente adversidad, pero por todo lo antes mencionado no logra evitar ser un filme sin mayor profundidad e irregular.

VERANO DEL 84: Una película coming-of-age brutal

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

El ambiente suburbano americano suele estar asociado con imágenes que representan normalidad y tranquilidad: el vecino podando su jardín o sacando al perro, los repartidores cumpliendo con sus rutinas, o los infantes jugando sin ninguna preocupación en las calles. Pero la noción de que estos lugares esconden algo turbio y no se escapan de ser parte del lado podrido de la sociedad también es familiar.

Tras demostrar su amor por el cine de los años ochenta con su primer largometraje Turbo Kid (2015) –una sangrienta reimaginación de cómo veían el futuro post-apocalíptico los filmes de aquella época–, RKSS (François Simard, Anouk Whissell y Yoann-Karl Whissell) regresa con Verano del 84 (Summer of 84, 2018), la cual deja en claro ya desde el título que la mencionada década es una obsesión que este colectivo de directores no piensa detener pronto.

En esta ocasión los miembros de RKSS –quienes crecieron en la provincia de Quebec, Canadá precisamente durante los ochenta– tienen como escenario un suburbio de Oregon, Estados Unidos, así asumiendo una vez más sus influencias. Verano del 84 va en línea con homenajes recientes a esas clásicas historias coming-of-age protagonizadas por un grupo de adolescentes que se ven envueltos en una aventura, usualmente con tintes fantásticos o de horror, que cambiará por completo el curso de su cotidianidad. En lo que va de la presente década, cintas como Super 8 (2011) de J.J. Abrams y, por supuesto, la popular serie Stranger Things de los hermanos Duffer y la exitosa adaptación de Eso (It, 2017) dirigida por el argentino Andy Muschietti, han traído de vuelta el espíritu del cine ochentero que venía firmado por los legendarios Steven Spielberg, Stephen King, Joe Dante, John Carpenter, entre otros. 

summer of 84 cinema inferno

En ese sentido, RKSS y los guionistas Matt Leslie y Stephen J. Smith le dan su propia variación a un escenario por demás conocido: durante el tradicional descanso veraniego, un jovencito (Graham Verchere) que reparte periódicos en el vecindario comienza a sospechar que su vecino, un policía local (Rich Sommer), está detrás de la misteriosa desaparición de varios niños; es así que nuestro protagonista decide encaminar a sus tres mejores amigos (Judah Lewis, Caleb Emery y Cory Gruter-Andrew) y a su eventual interés romántico (Tiera Skovbye), a una investigación detectivesca, convencido de que ha encontrado al responsable de los terribles sucesos. 

Verano del 84 no esconde las referencias directas al padre del blockbuster moderno e incluso lo menciona por nombre (como en Super 8, aquí el protagonista tiene un gusto por filmar y sueña con ser el próximo Spielberg); también hay tiempo para esas secuencias clásicas del relato coming-of-age que exponen tanto la diversión inherente de esa etapa como los conflictos que yacen bajo la superficie. Aunque la clave de Verano del 84 está en su vibra hitchcockiana e intriga propia de una sospecha que podría no ser más que eso. Evidentemente otra influencia para RKSS fue The ‘Burbs (1989) de Joe Dante, en la que los nuevos vecinos extranjeros rompen con la normalidad de una cuadra suburbana debido a su excéntrico comportamiento, eventualmente provocando que los protagonistas (Tom Hanks, Rick Docummun y Bruce Dern) sospechen que han cometido un asesinato y enterrado el cadáver en algún lugar de su jardín o dentro de su tenebrosa casa. 

Verano del 84 tiene una trama similar, aunque si The ‘Burbs cuenta con mucha comedia y grandilocuencia –un gag constante en la cinta de Dante es que los tres adultos actúan justo como niños en medio de una aventura–, la segunda película de RKSS toma otro rumbo, más sutil y apegado al terror puro. Su brutal y brillante desenlace llega a territorios raramente explorados por los filmes coming-of-age, abriéndole la puerta a un trauma psicológico que difícilmente podrá ser borrado; es el fin absoluto de la tranquilidad suburbana y adolescente. Todo esto evita que Verano del 84 sea un mero pastiche y la convierte en una de las mejores cintas de género de 2018.