Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)
Han pasado 20 años desde que la neozelandesa Zoë Bell llegó a Los Ángeles, California, tratando de llevar su carrera como doble de acción a otro nivel.
Oriunda de la isla Waiheke, en Nueva Zelanda, Bell disfrutó de la actividad física desde muy pequeña, incluyendo las alturas y la velocidad. De acuerdo con su madre, un trampolín que recibió cuando tenía dos años fue determinante para descubrir su pasión. Eventualmente, durante un año sabático tras la preparatoria, Bell puso su atención en los stunts, una labor heroica y necesaria, pero peligrosa y poco reconocida.
La serie Xena: La princesa guerrera (Xena: Warrior Princess, 1995-2001) es la producción más importante en la que Bell trabajó en Nueva Zelanda: fue la doble de acción de la actriz principal Lucy Lawless de 1998 a 2001.
Como se puede apreciar en el valioso y emotivo documental Double Dare (2004), el fin de Xena: La princesa guerrera trajo incertidumbre a la joven stuntwoman. Desempleada y buscando una oportunidad lejos de casa, Bell encontró una mentora en Hollywood: la veterana Jeannie Epper, parte de una familia legendaria en el oficio de los stunts y doble de acción de Lynda Carter en la serie La Mujer Maravilla (Wonder Woman, 1975-1979).
Bell pudo audicionar, de la mano de Epper, para un proyecto sumamente anticipado: Kill Bill (2003-2004), entonces el regreso tras seis años de ausencia de Quentin Tarantino, quizás el más popular e influyente de los directores americanos que emergieron en los años noventa. El resto es historia.
En los años posteriores a su icónica colaboración con Uma Thurman, Bell logró consolidarse en Hollywood y construyó una carrera multifacética. El primer gran homenaje tarantiniano a los stunts, A prueba de muerte (Death Proof, 2007), significó para Bell su primer papel importante como actriz: una versión cinematográfica de ella misma, naturalmente este rol también le permitió brillar más que nunca como doble de acción. La secuencia de la persecución de carros es la antítesis del CGI y se mantiene como una de las mejores en la historia del cine. Bell sobre el cofre del Dodge Challenger evocando Vanishing Point (1971) es increíble.

Entre las películas con Bell como protagonista están sus colaboraciones con el director Josh C. Waller: Raze (2013), una colección de peleas a muerte entre mujeres, y Camino (2015), un thriller de supervivencia.
Asimismo, la neozelandesa no ha abandonado su trabajo detrás de cámaras. Al contrario, poco a poco ha ido evolucionando, ha sido productora y en 2019 dio un salto importante con el segundo homenaje de Tarantino a los dobles de acción, Había una vez… en Hollywood (Once Upon a Time… in Hollywood, 2019), en la que coordinó los stunts de una producción millonaria por primera vez. Esta progresión es lo que buscan los stunts cuando llegan a cierta edad adulta, generalmente los hombres tienen mayor probabilidad de lograrlo.
En 2021, el nombre de Zoë Bell aparece por todos lados en los créditos de Haymaker (2021), de Nick Sasso. La carismática neozelandesa tiene un papel pequeño, coordinó los stunts, fue productora ejecutiva y dirigió la segunda unidad.
A dos décadas de su llegada a Hollywood y con motivo de Haymaker –un drama romántico sobre la relación entre un peleador de Muay Thai (Sasso) y una exitosa cantante trans (Nomi Ruiz)– entrevisté a Bell. Hablamos de temas como su deseo de dirigir, sus reflexiones de vida en época de pandemia y el posible retiro de Tarantino.

Cinema Inferno (CI): Tuviste labores diferentes en la producción de Haymaker. ¿Qué representa este proyecto para la evolución de tu carrera?
Zoë Bell (ZB): Creo que es bastante simbólico. En los últimos dos años ha habido un cambio para mí, las cosas se han empezado a fusionar un poco, en vez de sólo ser doble de acción, o sólo actriz, o sólo productora. Pero siempre he mezclado un poco todo esto.
No sé cómo mi carrera fue intercambiando departamentos; de hecho, realmente lo disfruto de esta forma, me encanta la experiencia de colaboración, disfruto mucho estar por todas partes, pero lo que sigue es intentar dirigir.
Haymaker fue dar un paso adelante y estar más cerca de dirigir. Nick (Sasso) y yo tuvimos muchas conversaciones sobre esto. Hubo una libertad en esa filmación para explorar esta faceta, con Nick y para Nick. Creo que es muy representativo de mi naturaleza personal.
CI: Entonces, ¿planeas dirigir largometrajes en el futuro cercano?
ZB: Absolutamente, ese es el plan. Me representa CAA y 2021 se tratará de establecerme como directora y encontrar mi primer largometraje… y después de eso ¡la dominación del mundo entero!
CI: ¿Qué tipo de películas te gustaría realizar?
ZB: Ha sido un proceso realmente interesante explorar qué tipo de películas me interesaría tener a cargo. Probablemente están en algún punto del género de la comedia de acción.
Quiero traer de vuelta las buddy cop movies (filmes que son protagonizados por una pareja de policías amigos). ¿Conoces ese tipo de películas que existían en los años ochenta? ¿Arma mortal (Lethal Weapon, 1987)? ¿48 Hrs. (1982)?
CI: ¡Claro!
ZB: Siento que el mundo necesita películas así en estos momentos. Y yo soy la persona indicada para hacerlas (risas).

CI: En otros filmes recientes, como Había una vez… en Hollywood, te has encargado de la coordinación de stunts. ¿Cómo abordas actualmente ese mundo?
ZB: Anteriormente coordiné los stunts de un par de filmes pequeños, luego un par de cortometrajes y un largometraje de bajo presupuesto. Había una vez… en Hollywood fue en definitiva dar el salto a las grandes ligas. Me encantó.
Primero que nada, he estado haciendo esto desde que tenía 17 años, entonces tenía esa sensación de: “Ok, lo tengo bajo control”. También se trató de reconocer que tenía miedo, que dudaba de mí misma, y sobreponerse a las dudas rumbo a lo desconocido. Todo salió realmente bien.
Amo trabajar con Quentin en cualquier capacidad. Me encanta trabajar en todas las películas de la familia Quentin, porque somos como una gran familia. Fue interesante porque siempre había sido algo así como la bebé en el set, tenía unos 20 años cuando empecé a trabajar con estos tipos. Llegar a ser jefa de departamento y uno de los adultos en el set (risas), fue realmente cool, lo disfruté bastante.
Coordinar stunts y dirigir la segunda unidad me ayuda a entender quién quiero ser en el set como directora, y también a qué personas quiero tener a mi alrededor.
En ocasiones mi carrera ha sido confusa y conflictiva, me he sentido perdida, cuando pienso “no sé hacia dónde me dirijo”. Entonces, cuando arribo a un lugar como este y miro hacia atrás, pienso: “todos los caminos me estaban dirigiendo aquí y no estaría en el lugar en el que estoy ahora si no fuera por todos estos caminos aleatorios que recorrí”.

CI: En ese sentido, estaba pensando en el documental Double Dare, el cual aborda tus primeras experiencias en Hollywood. A casi 20 años, ¿cómo te sientes cuando miras atrás a esta época?
ZB: Creo que esa es una de las cosas que la pandemia y el encierro nos ha obligado o permitido hacer: mirar atrás, a nuestro lugar de origen, y al lugar en el que estamos hoy. Hay algo interesante de tener que permanecer en silencio por un minuto. Y es que somos buenos para acostumbramos al estrés y escondernos en nuestro trabajo.
He estado mirándome en retrospectiva y pienso, “si hubiera tenido fé en mí misma, en la dirección en la que iba, hubiera tenido muchísimo menos estrés en los años pasados”. Dicho esto, nunca sabrás lo que vendrá en el futuro y alrededor de todos esos pequeños momentos de estrés, simplemente hay una vida por la que estoy muy agradecida.
No siempre he sido afortunada, ciertamente no ha sido fácil ni me he sentido cómoda. He tenido muchas dudas en la industria, ha habido momentos en los que me he querido regresar a casa.
Se me ocurre que si tomas decisiones desde un lugar que no está basado en el miedo, terminarás en algún lugar que se sentirá bien durante un periodo de tiempo. Pero si estás tomando decisiones basadas en el miedo de manera constante, no vas a poder disfrutar cuando todo va bien en tu vida.
Creo que me puse muy filosófica, me disculpo (risas).

CI: Tarantino es mi cineasta favorito, ¿qué piensas de su plan de retiro?
ZB: Mira, no pretendo saber qué pasa por la cabeza de alguien más, mucho menos de este hombre. Creo que la número 10 podría ser su última película, pero creo en sus planes de escribir, quizás obras de teatro, quizá novelas. Es como si no fuera lo último que veremos, leeremos o escucharemos de Quentin. Él simplemente tiene una voz.
¿Te imaginas una novela de Tarantino? ¡Sería increíble! Y obras de teatro, vaya, Los 8 más odiados (The Hateful Eight, 2015) bien podría ser una obra, ¿sabes? Entonces, pienso que hay un mundo nuevo para él.
No creo que se iría del cine si todavía fuera el medio por el que siente más pasión. Si se siente entusiasmado después de la décima película, de antemano imagino que continuará. Aunque siento que se está dirigiendo a explorar algo nuevo y me emociona poder conocer qué será. Vaya, por supuesto que todo el mundo estará triste si nunca vuelve a hacer una película, pero ¿quién dice que no habrá todo un nuevo universo de Tarantino a partir de lo que sea que haga en el futuro?