SXSW 2021: “SWAN SONG, el filme más importante de mi carrera”, entrevista con Udo Kier

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

En Swan Song (2021), primer largometraje en 13 años del americano Todd Stephens, el alemán Udo Kier construye un personaje esencial dentro de una filmografía prolífica y legendaria: más de 250 créditos y colaboraciones con grandes como Paul Morrissey, Rainer Werner Fassbinder, John Carpenter, Dario Argento, Wim Wenders, Lars von Trier y Gus Van Sant. 

Kier le da vida al señor Pat, un antiguo estilista que ahora reside en un asilo para personas mayores, donde se entretiene doblando servilletas y fumando a escondidas cigarrillos More. Pat tuvo hace muchos años de clientela a las socialites de Sandusky, Ohio. Swan Song es la entrega final de una “trilogía” situada en el pueblo natal de Stephens. 

La “trilogía Ohio” comenzó con Edge of Seventeen (1998), escrita y producida por Stephens, y dirigida por David Moreton. Es una historia coming-of-age que se desarrolla en 1984, el protagonista, Eric (Chris Stafford), es un adolescente que, mientras cumple con un trabajo de verano, siente atracción por un compañero abiertamente gay. Eric sueña con irse a Nueva York para estudiar música, poco a poco se hace evidente su orientación sexual: cambia su cabello, ropa, se maquilla, en un punto baila desinhibido en una fiesta. Estos cambios provocan que enfrente varios conflictos, rechazo y confusión. Le rompe el corazón a una chica, se da cuenta que su romance gay no es correspondido (además, descubre el sexo casual), y su madre no sabe exactamente cómo reaccionar. Edge of Seventeen es un filme sobre aceptarse a sí mismo sin importar lo demás.

Stephens debutó como director con Gypsy 83 (2001), otra coming-of-age protagonizada por un par de amigos “desadaptados” y “diferentes” que viven en Sandusky. Gypsy (Sara Rue) es una joven que idolatra a Stevie Nicks y sueña con triunfar como cantante, algo que se liga dolorosamente con su madre: la abandonó con su padre cuando era pequeña porque persiguió su sueño musical. El mejor amigo de Gypsy, Clive (Birkett Turton), tiene un look gótico a lo Robert Smith (no es coincidencia que haya música de The Cure) y a lo largo de la película batalla para aceptar su preferencia sexual. Desarrollada en clave de road movie –los amigos se dirigen a Nueva York para un show homenaje a Nicks–, Gypsy 83 aboga por seguir adelante y perseguir tus sueños, a pesar del entorno rechazante o tus propios miedos. 

Todd Stephens cerró 20 años después su “trilogía Ohio”, retratando a un personaje de la vida real determinante para el cineasta durante sus años formativos en Sandusky. El protagonista de Swan Song fue “un modelo a seguir para mí mientras crecía”, reveló Stephens en entrevista con Cinema Inferno y agregó: “siempre sentí que no encajaba en mi propio pueblo. Si bien ha cambiado a lo largo de los años, era un lugar muy conservador en ese entonces. Pat era lo opuesto: un pavo real resplandeciente. Me dio el valor para aceptar que estaba bien ser diferente. Siempre había querido hacer un filme sobre él y homenajearlo, escribí un personaje del señor Pat en mi primer filme Edge of Seventeen pero fue eliminado. Parte del problema fue que no encontramos a la persona correcta para interpretarlo, se requiere de un actor muy especial. Eso fue hace 20 años, en todo este tiempo sabía que cuando llegara el momento adecuado, haría mi película del señor Pat”.

Aquí entra el gran Udo Kier, capaz de entregar interpretaciones con más de una capa. Kier comentó sobre este papel que “después de hacer El pájaro pintado (The Painted Bird, 2019), leí el guión de Swan Song y me gustó. Luego de ser siempre el gángster malvado o el vampiro, no sólo quería interpretar este papel sin agresión ni destrucción, me quería convertir en Pat. Cuando fui a Sandusky, caminé por el pueblo, visité los lugares, los bares a donde solía ir el Pat real. También platiqué con sus amigos, me hablaron de cómo se comportaba, de sus pequeños movimientos corporales. Pat era una leyenda en este pueblo porque era diferente, nadie era agresivo hacia él”.

Al principio de Swan Song, el señor Pat recibe la noticia de la muerte de Rita Parker-Sloan (Linda Evans), su mejor clienta y amiga. La señora manifestó en su testamento el deseo de que Pat fuera el estilista para su funeral a cambio de $25 mil dólares. Aunque Pat rechaza inicialmente la jugosa oferta, pronto regresa a Sandusky casi sin dinero, con notorios problemas de salud y mucha actitud.

Conforme el señor Pat vuelve a los lugares de Sandusky que lo marcaron, se enfrenta a los recuerdos y al inevitable paso del tiempo reflejado en drásticos cambios en el pueblo. Ciertas heridas aún no sanan. “No quería que el conflicto en la historia fuera el ser gay. Hay muchos filmes así, incluidos los que yo he hecho. Quería ir más allá, lidiar con el envejecimiento, con haber vivido más que todos tus amigos y tu pareja”, afirmó Stephens. 

Así se revela el pasado trágico de Pat, quien lo perdió todo. Su antigua pupila Dee Dee Dale (Jennifer Coolidge) puso su propio salón de belleza y triunfó. Su pareja David (Eric Eisenbrey) falleció a causa del VIH. Su amiga y clienta Rita ni siquiera asistió al funeral, entendemos que esa relación siempre estuvo condicionada por la apariencia externa en una época más difícil para la comunidad LGBT. Swan Song, como las otras películas de la “trilogía Ohio”, es cine íntimo de personajes que alcanza un nivel diferente de relevancia social.

Stephens recordó que su pequeño pueblo fue “golpeado duramente por el sida, realmente diezmó a la comunidad, incluidos muchos amigos de Pat. Hay toda una generación perdida de la comunidad. Es una historia que espero que la gente no olvide. Ojalá la generación joven no olvide lo que la generación mayor tuvo que atravesar para ayudar a cimentar el camino”. El filme está dedicado a la memoria de las víctimas de la pandemia del VIH. 

Swan Song es nostálgica y melancólica, también jubilosa e inspiradora. Pat no desaprovecha la oportunidad de hacer otra vez lo que siempre amó: arreglarse, ir al bar gay local, bailar, subirse al escenario y, claro, seguir al pie de la letra su singular ritual estilista. Asimismo, es tiempo para el protagonista de sanar heridas, conocer las vidas que cambió y lo eterno de su legado. De acuerdo con Stephens, “Pat era un artista con sus manos, entonces se trata también de haber perdido lo que amabas y redescubrirlo. Pat redescubre la vida luego de haberse rendido”. 

Los seguidores del cine de género nos hemos encontrado seguido con Udo Kier en años recientes. Tuvo papeles secundarios en producciones como The Editor (2014), Brawl in Cell Block 99 (2017) y Puppet Master: The Littlest Reich (2018). En Iron Sky: The Coming Race (2019) interpretó dos personajes, regalándonos ese delirante momento con Adolf Hitler montando un T-Rex en el lado oscuro de la Luna. 

Resulta especialmente refrescante y maravilloso ver a Kier en Swan Song, disfrutando a lo grande ser otra vez el centro de atención. “Esta es la primera vez en mucho tiempo que todo se trata sobre mí, eso hace la diferencia. Cuando trabajé en Ace Ventura: Detective de mascotas (Ace Ventura: Pet Detective, 1994) o Armageddon (1998), tuve una o dos escenas. Pero desde Flesh for Frankenstein (1973) y Blood for Dracula (1974) no había sido el actor principal absoluto. Esto es muy importante para mí”, subrayó Kier.

“No actué ni imité a Pat, me convertí en Pat, un hombre que al recibir ese traje verde revive. La gente se ríe o llora porque es sobre una persona real. Algunos amigos muy cercanos vieron la película y me dijeron: ‘Udo, nunca te habíamos visto así’. Todd no debería escuchar lo que te voy a decir: Swan Song es el filme más importante de mi carrera”, concluyó tajantemente el legendario actor.

PUPPET MASTER: THE LITTLEST REICH: Un reboot que sobresale por su locura

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

Después de muchas historias, cambios de personalidad de los personajes (de villanos a héroes), interminables errores de continuidad, un spin-off de Syfy con Corey Feldman y una trilogía estrenada en la presente década (Axis of Evil, Axis Rising y Axis Termination), Puppet Master vuelve a intentar renovarse con Puppet Master: The Littlest Reich (2018), reboot que desde su secuencia de créditos –una excelsa animación sin precedentes en la franquicia y con el score del italiano Fabio Frizzi (antiguo colaborador de Lucio Fulci)– reimagina por completo el trasfondo del titiritero principal, Andre Toulon (aquí interpretado por Udo Kier, de breve participación).

El canónico puppet master es por primera vez un ex servidor de la Alemania nazi que, como aprendemos eventualmente, continuó esparciendo el horror del Holocausto aún mucho tiempo después del fin de la Segunda Guerra Mundial y hasta su asesinato a manos de la policía de un poblado texano en 1989. La trama de la cinta –escrita por S. Craig Zahler (responsable de las joyas recientes de género Bone Tomahawk y Brawl in Cell Block 99) y dirigida por el dúo sueco de Sonny Laguna y Tommy Wiklund– se desarrolla 30 años después de los llamados “Asesinatos de Toulon” y se enfoca en el misterioso y violento regreso de las marionetas nazis del mencionado titiritero.

Es así que Puppet Master: The Littlest Reich coquetea constantemente con fungir como un comentario sociopolítico, quizá de los tiempos de intolerancia, odio y racismo que actualmente se viven en Estados Unidos. No es coincidencia que el protagonista –un vendedor y escritor de cómics (Thomas Lennon) que viaja a la convención del aniversario de los asesinatos de Toulon para vender una marioneta que le perteneció a su difunto hermano– remarca casi de inmediato que las primeras víctimas de los títeres nazis han sido un gitano, una mujer lesbiana y una pareja de judíos.

Tras exponer burdas caricaturas de los japoneses, los alemanes y de los propios americanos en entregas previas que tienen como tema central la Segunda Guerra Mundial, la franquicia parece que tomará otro rumbo, más satírico, en Puppet Master: The Littlest Reich, con sus marionetas nazis perpetrando “crímenes de odio”. El pequeño mundo con sus propias reglas que podría reflejar la realidad, sin embargo, no termina siendo el camino elegido por este reboot. Cuestiones como el amigo judío del protagonista (interpretado por Nelson Franklin) ofreciéndose como carnada son sólo (divertidos) momentos dentro de una cinta donde, al final del día, las malvadas marionetas tratarán de eliminar a cualquiera que se les ponga en su camino. 

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En ese sentido, Puppet Master: The Littlest Reich es, de hecho, un retorno a lo básico, con un escenario que remite a la Puppet Master (1989) original y a algunas de sus primeras secuelas. Zahler y compañía guían a sus protagonistas hasta ponerlos dentro de un hotel, donde eventualmente se convertirán en el blanco de un montón de marionetas asesinas. Esta última noción es un retorno directo al núcleo de la franquicia: un escenario simple, de terror, en el que por más ridículo que suene en el papel, un grupo de títeres cobran vida y despachan de varias formas a los huéspedes de un hotel, concepto que naturalmente se fue alterando entre tantas secuelas; basta mencionar que la última trilogía retomó la idea introducida en Puppet Master III: Toulon’s Revenge (1991) de presentar a las marionetas como los héroes vengadores de la historia. 

Si la cinta promedio de Puppet Master suele tener personajes humanos olvidables, Puppet Master: The Littlest Reich crea una buena y amena química entre el par de geeks que atienden una tienda de cómics y la nueva novia del protagonista (Jenny Pellicer); y si a la cinta promedio de la franquicia le suele faltar más acción de marionetas, Puppet Master: The Littlest Reich cumple como festín gore. Tener, por ejemplo, a una pequeña marioneta nazi introducirse en la vagina de una mujer afroamericana embarazada, para después asesinar sin piedad al feto dentro de su vientre, es parte de esa locura que la franquicia pedía a gritos.

Con un desenlace un tanto convencional que deja todo abierto para una o varias secuelas, y sin ser cine de género con algo verdaderamente relevante que decir a pesar de que es la misma película la que por momentos parece tomar ese rol, Puppet Master: The Littlest Reich tiene algunas secuencias de asesinatos y violencia tan creativas/dementes que se colocan entre las más memorables en años recientes. Así, los discursos son guardados para otra ocasión y Puppet Master: The Littlest Reich simplemente logra ejecutar la premisa clásica de la mejor y más divertida manera en los casi 30 años de esta icónica franquicia de terror de bajo presupuesto. 

Udo Kier habla sobre PUPPET MASTER: THE LITTLEST REICH y el remake de SUSPIRIA

Por Eric Ortiz García (@EricOrtizG)

Tras 11 películas, además de un spin-off para el canal Syfy, la franquicia de Puppet Master está de regreso con un reboot en el que el legendario actor de origen alemán Udo Kier interpreta al titiritero Andre Toulon. Si bien en el prólogo del filme original de 1989 Toulon es perseguido por el Tercer Reich, y secuelas/precuelas subsecuentes como Puppet Master III: Toulon’s Revenge (1991) continuaron explorando su rol inicial como víctima y luego como victimario de los nazis, Puppet Master: The Littlest Reich (2018) presenta el escenario opuesto.

Esta nueva versión muestra a Toulon como un titiritero maligno que trabajó para la Alemania nazi y que, incluso muchos años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, continuó usando a sus violentas marionetas para llevar el horror del Tercer Reich hasta Estados Unidos. La trama central nos sitúa en un pueblo de Texas, 30 años después de los llamados “Asesinatos de Toulon”, y se enfoca en el brutal regreso de las marionetas nazi, a pesar de que Toulon fue asesinado por la policía local a finales de los años ochenta.

Dirigida por el dúo sueco Sonny Laguna y Tommy Wiklund, y escrita por S. Craig Zahler (mente detrás de Bone Tomahawk y Brawl in Cell Block 99), la ya controversial Puppet Master: The Littlest Reich se estrenó en cines de Estados Unidos, VOD y Digital HD el viernes 17 de agosto. Para celebrar el lanzamiento de la mejor, más violenta y demente cinta en toda la historia de la franquicia de Puppet Master, a continuación les comparto mi entrevista con Udo Kier, quien también habló de otras de sus películas como Flesh for Frankenstein (1973), Blood for Dracula (1974) y Suspiria (1977).

Cinema Inferno: En algunas de las películas anteriores de Puppet Master, el personaje de Andre Toulon fue víctima de los nazis, pero ahora él es nazi. ¿Cómo fue el proceso para darle vida a esta nueva versión del personaje? ¿Vio algunas de las otras cintas de Puppet Master?

Udo Kier: Había visto Puppet Master (1989), pero sólo la primera. Recuerdo una cosa muy bien, cuando él pinta al pequeño títere blanco. Eso era lo único que recordaba básicamente.

Ahora, el escritor de Puppet Master: The Littlest Reich es S. Craig Zahler. Había trabajado con él en Brawn in Cell Block 99 (2017), la cual escribió y dirigió; luego él me llamó y dijo, “estoy haciendo un filme con Mel Gibson en Canadá [Dragged Across Concrete] y también un filme con Dallas Sonnier –quien es el productor de las dos cintas que mencioné–, Puppet Master, lo escribí pero no lo voy a dirigir, aunque escogí a un par de directores jóvenes de Suecia”. Le dije OK y entonces fui con Craig.

Lo interesante es que no me preparé para la película sino que tuve que estar sentado en una silla durante cuatro horas para el maquillaje; no me miré en el espejo hasta que había terminado. Después de cuatro horas, me vi, me sorprendí, luego tuve que hacer una escena maravillosa con dos chicas, y se terminó.

Fui a Nueva Orleans tras hacer un filme en Brasil con Kleber Mendonça Filho y Sonia Braga [Bacurau], entonces en mi camino de regreso a Los Ángeles pasé por Nueva Orleans y ahí fue donde vi Puppet Master: The Littlest Reich por primera vez y sí, me gustaron las marionetas malignas. ¡Son muy malvadas!

En ese sentido, pienso que es una película divertida pero algunas personas podrían pensar que es políticamente incorrecta porque las marionetas son malignas y nazis. ¿Qué piensa de esta época donde la gente critica a un filme sólo porque consideran que no es políticamente correcto?

Es una película, para empezar. Una película de horror. No creo que sea políticamente incorrecta, son marionetas, son nazis y matan, pero no hacen nada de propaganda diciendo “somos buenos, somos nazis”. Todos sabemos la horrible época política que se vivió. Al haber nacido en Alemania, aún pienso mucho en esto, pero por ejemplo, he interpretado a Adolf Hitler en algunas ocaciones, en Iron Sky (2012), pero nunca en mi vida he interpretado a un nazi serio, como de documental. Nunca lo he hecho y nunca lo haré. Que las marionetas tengan el emblema nazi en sus brazos, no lo llamaría políticamente incorrecto.

Usted es ahora un colaborador frecuente de S. Craig Zahler. ¿Diría que él es una de las nuevas voces a seguir dentro del cine delirante de género?

Conozco a mucha gente, personas grandiosas como Alexander Payne y Gus Van Sant, he trabajado con ellos, pero lo que me gusta de Craig Zahler es que es un escritor impresionante. Trabajaré con él, si es posible, una y otra vez. Él es diferente, sus filmes son diferentes, y Puppet Master: The Littlest Reich es diferente aunque sólo conozco la primera y he escuchado que también hay otra cinta de Puppet Master en la que son nazis, pero no lo sé. Siempre me gustó el filme original.

¿Qué opina de la tendencia de hacer remakes de clásicos como Suspiria de Dario Argento?

Hice Suspiria con Dario Argento hace 40 años y ahora han hecho una nueva versión. Amo a Tilda Swinton y es una actriz maravillosa, pero no traté de aparecer en esta película. No traté de aparecer en The Kingdom de Lars von Trier cuando Stephen King escribió la nueva serie [Kingdom Hospital]. Si estoy en la original, ¿por qué debería aparecer en la copia o la secuela?

¿Qué opino del remake de Suspiria? Estoy feliz porque a la gente le gusta tanto la primera que hacen otra. Mira, hice Blade (1998) con Stephen Morrington dirigiendo y Wesley Snipes. Me gusta la primera pero ni siquiera vi la segunda ni la tercera, porque salgo en la original.

Si bien actualmente trabaja en proyectos de género, también lo hace en filmes de Gus Van Sant y obviamente de Lars von Trier. ¿Cómo funciona esto? 

Dado que en los setenta Flesh for Frankenstein en 3D y Blood for Dracula fueron muy exitosas, mucha gente me ofrece películas de terror, les gusta lo que hice en ese par de películas. Me gustan las películas de terror porque no es la realidad, entonces puedes inventar movimientos, la forma en cómo hablas y lo que dices.

Me divierto si hago un filme de horror como Cigarette Burns (2005) de John Carpenter [parte de la serie Masters of Horror], siempre quise trabajar con él. Es tan ridículo que me abra el estómago con un cuchillo y que ponga mis intestinos dentro de un proyector de cine, pero es lo que es.

Si trabajo con Gus Van Sant, no actúo, sólo soy yo sentado en un cuarto. La frase favorita de Lars von Trier, para cualquiera, es “no actúes”, lo cual no es fácil, no actuar cuando has hecho muchos filmes. Pero de nuevo, es lo que es.

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De su impresionante y diversa filmografía, ¿tiene algunos personajes favoritos?

Como actor, son las películas que fueron aclamadas por los críticos y el público, o Flesh for Frankenstein Blood for Dracula de Paul Morrissey, las cuales fueron conocidas a nivel mundial y todos hablaban de ellas. Eso es bueno para uno como actor, es lo que te gusta.

Una versión diferente de este texto fue publicada originalmente en Screen Anarchy.